dimarts, 8 de maig del 2012

El verdadero discurso de investidura de Rajoy.

Por fin puedo decirlo ya que, hasta ahora, he debido mantenerlo en secreto por orden de mi jefe y he tenido que hacerme violencia para no saltar y revelar de una vez la verdad cuando veía cómo los medios lo atacaban sin piedad, acusándolo de haber mentido en todos y cada uno de sus actos de gobierno. Pero Mariano, con su reconocida flema, siempre me decía que no estaría bien que el jefe del gabinete del presidente lo desautorizara en público de inmediato. Lo que le fastidiaba es que fuera de inmediato pues ya estaba resignado a que, en un momento u otro, por razón de dignidad, lo desautorizara. No podía permitir que la canallesca se cebara en él llamándolo embustero, trilero y pidiéndole que dimitiera.
Por fin, sin embargo, Mariano me ha dado permiso y ya puedo revelar la sinrazón de tanto desaguisado. Rajoy no ha mentido jamás. Lo que sucede es que leyó un discurso de investidura de otro, que hubo que procurarle a toda prisa porque no entendía la letra del suyo. No es cuestión de reproducirlo aquí, aprovechando la hospitalidad de Palinuro, pues es muy largo, pero haré un resumen y se verá cómo el presidente, cual dice Cospedal muy bien, ha cumplido su palabra al pie de la letra. Ello la llama "programa" pero es que es una dama.
Rajoy jamás dijo que no subiría lo impuestos, sino que estos serían los que Dios mandase. Igualmente, jamás habló de no subir hoy o mañana el IVA, sino que se refería al del año 2010. Cuando los socialistas pretendían subirlo Rajoy dijo muy claro y alto que él no subiría el IVA del año 2010. Sí, en cambio, dijo que no rebajaría las pensiones y, efectivamente, no las ha rebajado sino que las ha aumentado en lo que Dios se ha servido ordenarle. Los rojos dicen que, al subir los impuestos, en realidad ha mermado las pensiones, pero se trata de un modo de razonar pedestre, inmediato, sin altura, que ignora el principio del caos y el efecto mariposa. Sí, es posible que otras medidas (es imposible no tomar otras medidas en otros campos) incidan luego negativamente en la cuantía de las pensiones; pero también es cierto que otras más pueden incidir positivamente. Por ejemplo, la supresión de las subvenciones a las actividades de ocio de la tercera edad hará innecesario que los pensionistas ahorren para dilapidarlo luego en juergas en Benidorm.
Rajoy prometió no recortar la sanidad ni la educación y solo con mala fe pueden llamarse recortes  los reajustes que se han producido a efectos de optimizar el gastos, aprovechando mejor los recursos humanos y materiales. De aquí se han derivado unos excedentes que se han reintegrado al erario común y un reintegro no es un recorte sino un ahorro. La sanidad, que ha replanteado la forma de pago de los medicamentos en función de la renta, para hacer justicia social, y la cantidad de camas por hospital; y la educación, que ha redimensionado la ratio alumnos por clase y profesor por alumnos son buenos ejemplos. Es más, sin ánimo de presumir, tenía Rajoy en la recámara el cartucho de la ampliación de la cultura al dominio de las corridas de toros, un patrimonio inmarcesible de la nación que pasea con orgullo su esencia astada por el mundo adelante.
En la lucha contra la corrupción, Rajoy no dijo nada por lo que no pudo mentir. Y no dijo nada, no porque sea lo que habitualmente hace, sino porque la corrupción está sub iudice y, además, es cosa del Partido, no del gobierno que, al contrario, acaba de presentar un proyecto de Ley de la Transparencia sometido escrupulosamente a consulta pública, cosa que no hacen ni los del 15-M, tanto como se las dan de ultrademócratas.
Es verdad, Rajoy aseguró que no se emplearía dinero público en la rescates bancarios. Pero se refería, obviamente, como muy bien señala Rubalcaba, a dinero público a fondo perdido. Los rescates que el gobierno apresta ahora son créditos pendientes de devolución y mantenidos a un escalofriante 8% de interés y con la amenaza de que, si el préstamo no se devuelve, el Estado se convierte en accionista del banco intervenido (por no señalar), lo cual debe de ser un negocio. ¿Que, a pesar de todo, desaparecen 10.000 millones de las arcas públicas? Por supuesto, no vamos a inventarlos; pero se advertirá que antes los hemos aprontado de las medicinas de los jubilados y las becas de los estudiantes.
Esta es el resumen del auténtico discurso de investidura de Mariano Rajoy, la verdad verdadera de su proyecto y de su talante. Para aquilatar este también ayuda mucho el reciente descubrimiento, hecho por La Razón de que, cuando viaja con su familia, lleva la comida en fiambreras o tuppers A él no le gusta decirlo porque es hombre discreto que no alardea ni de modestia. Pero, como jefe del gabinete de la Presidencia, puedo decir, para mayor seguridad de La Razón en sus desvelos que, salvo almuerzos de representación, en La Moncloa se encargan arroz tres delicias y rollitos de primavera de un chino cercano.
(La imagen es una foto de La Moncloa, en el dominio público).