Todos los sondeos dicen lo mismo y todos los analistas también. Y las tertulias, los inefables mercados, las empresas, los medios, la banca, el proceloso extranjero. Victoria arrolladora del PP y derrota humillante del PSOE. Diferencias que van de 14 a casi 18 puntos porcentuales a favor de la derecha. Una hecatombe de la izquierda.
Quiere la sabiduría convencional que el electorado sea sabio. Es la voz del pueblo que se expresa sin apelacion política posible. Esa sabiduría se basará, es de suponer, en un juicio sobre los hechos, en una interpretación de estos, en un "relato" o historia que tiene que ser bastante terrible para justificar lo que se vaticina como un voto de castigo, como un rechazo frontal al PSOE.
En efecto hay un relato, una historia dominante con una fuerza demoledora en su simplicidad: vivimos en una crisis que el gobierno ha provocado o, cuando menos, no ha sabido gestionar. Su cara más visible son los cinco millones de parados. El culpable es Zapatero y quienes con él han estado. Es como una bomba que ofusca. Frente a ese relato, la primera legislatura de Zapatero (modelo para la izquierda europea) no cuenta. El fin de ETA, tampoco. A contrario, tampoco cuenta en detrimento del partido alternativo la corrupción de la Gürtel. Es un relato-apisonadora.
Sin embargo, la realidad narra otra historia, si bien más complicada de explicar. Grecia, Irlanda y Portugal están intervenidos; España no, aunque no será por falta de deseos de Aznar. Es más, se encuentra mejor que Italia que sólo ha evitado la intervención mediante una dimisión del primer ministro. En Italia, tercera economía de la zona euro, los mercados toman las decisiones políticas más claramente que en España. Es decir, dadas las circunstancias, de momento España no ha salido mal librada. Y ello porque el gobierno, al contrario de lo que dice el relato dominante, ha gestionado bien la crisis.
Lo que sucede es que la ha gestionado con medidas neoliberales, lo que complica las cosas a la hora de explicarlas a su electorado socialdemócrata. En realidad, no ha sabido hacerlo. Como esas medidas son las que propugna la derecha, ésta no las cuestionó de raíz sino por ser torpes o insuficientes. La izquierda, sin embargo, sí ha visto una ocasión de oro de arrinconar al PSOE en la poco airosa posición de escudero neoliberal y predicar la necesidad de la vuelta a las políticas socialdemócratas. Es decir la ocasión de apartar a un PSOE en horas bajas enarbolando la bandera del Estado del bienestar que éste, desfalleciente o acobardado, no supo defender. Eso también forma parte del relato.
En ambos casos la derecha y la izquierda transformadora hacen muy bien, favorecen sus intereses. El adversario común es el PSOE porque está en el gobierno. Y a las elecciones se va a ganarlas, aunque las probabilidades no sean equiparables. Ninguna ha malgastado tiempo y recursos en ir contra la otra. Todo el fuego se ha concentrado sobre el PSOE y eso es, también, lo que ha hecho hegemónico el relato. Pero que sea hegemónico no quiere decir que sea justo.
¿Y el PSOE? ¿Cómo va abordando la campaña? Medio bien y medio mal. Está bien sacar a Felipe del brazo de Rubalcaba porque aquel sigue teniendo mucho tirón (aunque va disminuyendo) y su figura se asocia con el socialismo triunfante. Creo, sin embargo, que está mal que no saquen a Zapatero, lo que demuestra que los socialistas han interiorizado el relato que debieran combatir: Zapatero, culpable. Eso es lo más injusto del relato. Hay, por lo menos, tres razones para que Zapatero participe en la campaña: a) porque debe despedirse de los suyos con la cabeza alta; b) porque es el secretario general del partido que presenta el candidato; c) porque debe tener una ocasión de explicar su política y reivindicar sus resultados, incluso a la sombra de los cinco millones de parados, que no serían menos si España estuviera intervenida.
Igualmente está bien que el candidato haga propuestas concretas y las explique. Especialísimamente bien que esté haciendo doble campaña, real y virtual. Eso de estar accesible en twitter y en las redes sociales es un acierto. Casi tanto como el dar a conocer que el candidato habla inglés, francés y alemán turístico. Está igualmente bien que no se amilane y triplique sus esfuerzos en denodada lid por la victoria. En verdad lo primero que se requiere para ganar es querer ganar. Pero está mal que no se rentabilicen los logros del pasado. La memoria es una facultad con tendencia a dormirse y hay que despertarla.
Está bien que el candidato reconozca errores, como ese de no haber pinchado antes la burbuja inmobiliaria u otros menores. Pero está mal no explicar los aciertos, el mayor de los cuales es que, mirando alrededor, en donde la crisis se ha llevado por delante prácticamente cuatro países, España sigue en donde estaba. Está claro que eso ha sido obra del gobierno de Zapatero y Rubalcaba. Pues explíquese.
(La imagen es una foto de brooklyntheborough, bajo licencia de Creative Commons).