Ayer un cargo del PP largó un twitt amenazando con el despido a Ana Pastor, la periodista de los Desayunos de RTVE. De inmediato se convirtió en trending topic en twitter. En su mayor parte, protestas. Hace falta ser mala persona para amenazar a alguien con la pérdida del empleo por razones ideológicas. El amenazador trató de zafarse del bochornoso incidente alegando que era "una broma". De eso, nada. Era una amenaza en toda regla a una persona sometida al ataque del PP por ejercer su profesión con imparcialidad y dignidad. La derecha no entiende eso de la imparcialidad y la dignidad. Sus periodistas preferidos son los que actúan como comisarios políticos, como ideólogos, como agentes de propaganda suyos, por supuesto. Lo que no sea eso es ser ideólogo del otro partido. ¿Imparcialidad y dignidad de la profesión periodística? ¡Eso es una trola de rogelios a los que hay que poner de patas en la calle! Sólo así puede entenderse que, siendo ésta la época de mayor independencia de TVE, Ana Mato diga que se trata de la televisión más sectaria que ha conocido. Por supuesto, sabe que es falso, pero lo dice para justificar la limpieza ideológica que su partido piensa acometer.
No es solamente una amenaza a Ana Pastor; es una amenaza a todos los periodistas independientes de los medios públicos. Es el estilo de siempre de la derecha: llega amenazando y represaliando a quienes no se doblegan porque tiene una concepción patrimonial de lo público. Lo público le pertenece como si fuera una empresa privada. Por eso, entre otros motivos, privatiza cuanto puede; para quedárselo sin cortapisas y para que no venga ningún aguafiestas diciendo que no hay derecho a amenazar a los trabajadores.
No lo habrá, pero se ejerce. También están amenazados los profesores que llevan camisetas verdes y las asociaciones que las venden... por hacer negocio con las subvenciones públicas. Desde luego. Los colegios privados concertados y no concertados que las reciben a millones no las quieren para hacer negocio sino para perder dinero. Es tanta la desfachatez que suspende el ánimo.
Amenazados están también los liberados, los sindicalistas, en resumen, todo el que se mueva a un son distinto a la derecha. Viene ésta con espíritu decimonónico de hacer estragos entre el personal de los servicios públicos. Y la amenaza es siempre la misma: la expulsión, el cese, la pérdida de los ingresos de todos los que la derecha considera "agitadores", esto es, todos los que ejercen los derechos constitucionales en un sentido que ella no aprueba.
La derecha es rencorosa y quiere cobrarse los más de siete años apartada del poder, centro esencial para los negocios, que ha vivido como un expolio. Y eso no puede repetirse.
Así que traen listas negras de profesionales por expulsar porque hay que hacer un escarmiento. En realidad, amenazado está todo el mundo, los trabajadores, los parados, los pensionistas, los homosexuales, los dependientes, quienes quieran abortar, los inmigrantes. Pero de entrada y porque son los más fáciles de abatir, los profesionales que mantengan un criterio independiente o digan lo que la derecha no quiere oír. Y eso no es una broma. Bien claro lo dejó la mayoría del PP y CiU en el Consejo de Administración de TVE cuando pretendió imponer la censura previa a los telediarios. Un Consejo que se niega a revelar a la opinión pública el monto de los ingresos de cada consejero que a sus 116.000 euros de sueldo anual une secretaria, conductor, coche oficial y Visa oro super no sé qué. Y todo por el ímprobo trabajo de negar a los españoles, que sin quienes los pagan, el derecho a la información.
(La imagen es una foto de Partido Popular de Melilla, bajo licencia de Creative Commons).