Igual que la Alicia de Lewis Carroll descubre que está de no cumpleaños, el PP celebra su no convención porque una convención a escasas fechas de unas elecciones de la que no sale un programa electoral con una batería concreta de medidas propuestas a consideración de los ciudadanos es una no convención. La derecha sustituye el programa por un aluvión de encendidos discursos, muchos de ellos soflamas en contra del gobierno, del socialismo, de la izquierda y de los indignados, por ese orden. El jueves fue Aznar con su estilo agresivo, bronco, como de perdonavidas. Ayer, María Dolores Cospedal que también es brigada de choque. Estuvo ocurrente al llamar Vicezapatero a Rubalcaba y se puso flamígera al decir que la ley de la gravedad socialista (todo puede hundirse más) es una ley inmutable, perpetua, que carece límites en la naturaleza. Claro que alguien podría responderle que ella es una subrajoy y que esa ley inmutable, perpetua, sólo puede ser la ley divina, de la que ella sabe mucho.
Que el PP no exhiba el programa, sin embargo, no quiere decir que no lo tenga sino que no cree conveniente airearlo. Pero de lo que sus dirigentes dicen aquí y allí, Aznar, González Pons, Trillo, su fundación FAES, sus ideólogos, se puede deducir qué medidas tomará una vez en el poder, del que tiene un mono de casi ocho años. Esas medidas vienen en tres bloques:
A. Desmantelar el Estado del bienestar. Lo llaman "conservar el bienestar con sacrificios", el primero de los cuales es prescindir del bienestar a base de reducir el Estado y lo público, disminuir la función pública, reducir la parte que corresponde a los salarios en la renta nacional, bajar los impuestos a las empresas y los pudientes en general, subírselos a los demás vía impuestos indirectos, privatizar la sanidad, privatizar también la educación y todos los servicios públicos con los que pueda hacerse negocio, suprimir las prestaciones sociales por eso de que hemos vivido "por encima de nuestras posibilidades.
Brevísima digresión: ¿cómo estarán viviendo esos directivos de las cajas arruinadas para vivir "por encima de sus posibilidades" con pensiones de millones de euros? ¿Qué sistema es este, cuál es su racionalidad, que premia la incompetencia? ¿Cómo se puede decir a la gente, a los mileuristas, los precarios, los parados, los dependientes, los jubilados del montón que "vivimos por encima de nuestras posibilidades" cuando los apandadores esquilman a mansalva?
B. Libertades, derechos, democracia. La Ley electoral se queda como está o se hace más injusta a base, por ejemplo, de reducir el número de diputados, de los elegidos proporcionalmente. Quiere la derecha restablecer el recurso previo de inconstitucionalidad para dar a la minoría parlamentaria una especie de derecho de veto sobre las decisiones de la mayoría y dejar que decida el Tribunal Constitucional, que es un órgano no electo por elección directa sino por combinaciones parlamentarias en las que la minoría sigue teniendo derecho de veto. Quiere igualmente abolir la ley del aborto, la de los matrimonios homosexuales (ambas recurridas), restringir las posibilidades de control de la natalidad, favorecer en todos los terrenos la iglesia católica, supeditarle de hecho el Estado, paralizar la Ley de la Memoria Histórica, establecer la cadena perpetua, endurecer el código penal y convertir los medios de comunicación públicos en máquinas de agitación y propaganda. O sea, un Estado autoritario basado en la policía y las cárceles, legitimado por la propaganda y protegido por la censura.
C. La práctica. La política del PP en los últimos cuatro años ha consistido en minar la posición internacional de España, desacreditándola, dudando de su capacidad para cumplir sus compromisos y ridiculizando su gobierno. En el interior, atacando sistemáticamente la política antiterrorista oficial, escenificando una división de las fuerzas democráticas que sólo puede debilitar el gobierno. Por último la derecha rehuirá cuanto pueda los debates televisados entre candidatos, sobre todo los que enfrenten a los dos de los partidos mayoritarios.
Es complicado defender en público un no programa. Mucho más que celebrar un no cumpleaños.