Todo el mundo dice que Rubalcaba lo tiene muy difícil y es verdad. La distancia en intención de voto entre el PP y el PSOE mete miedo y, aunque pocos dudan de que el candidato socialista es lo mejor que tiene su partido se apunta a que padece un problema de crédito porque, habiendo sido parte del problema en los últimos años, es poco verosímil que ahora se transmute en parte de la solución. Además, la devastadora crisis que padece el mundo capitalista desarrollado, especialmente virulenta en España, tiene a los opinion makers y los ideólogos sin resuello. Casi parece que se hayan aplicado ya todas las recetas pero de ninguna de ellas se ha seguido hasta hoy recuperación alguna; al contrario, cuantas más recetas se aplican, peor parece estar la situación. Nadie confía ya en los políticos y Rubalcaba lo es. Menos aun se confía en los gobernantes y Rubalcaba lo ha sido hasta ayer. Realmente lo tiene muy difícil. Debe añadirse, además, que la izquierda, a la que Rubalcaba se adscribe, está especialmente quemada, descontenta, desmovilizada y, en la medida en que se moviliza, lo hace en opciones que quieren excluir al PSOE de Rubalcaba. Para mayor desgracia, éste aún no cuenta con un programa electoral congruente, en la espera -quizá ilusa- de que se lo haga una conferencia política de su partido.
Sin embargo, la experiencia de Palinuro es que a las conferencias políticas de partido que han de aprobar programas electorales conviene ir con un proyecto de tal ya hecho, so pena de que el candidato salga de ella con un dibujo de un dromedario diciendo que es un caballo.
Así que Palinuro, que no tiene muchos respetos humanos, ha pensado que porqué no va a presentar él un proyecto de programa electoral por si Rubalcaba y sus asesores quieren valerse de él. Si así fuera, no tiene derechos de autor y está en licencia Creative Commons, como todo en este blog. En una estupenda entrevista ayer en El País, Rubalcaba dice que su esperanza es que la gente se lo piense mucho. Cierto y es de desear que así sea. Pero, para pensar mucho es preciso que haya en qué. De ahí la propuesta.
Por cierto Palinuro es bastante de izquierda. No tanto como esos grupos que llevan treinta años transformando la realidad sin que ésta se haya dignado enterarse, pero algo más que el sociata rubalcabiano medio. Pero, como cree que la situación es de emergencia y conviene arrimar el hombro sin extremosidades que puedan ser contraproducentes, ha dejado de lado algunas de sus reivindicaciones más queridas, como el derecho de autodeterminación para otro momento, en la espera de no irritar más a la izquierda jacobina reticente ya que la gran tarea y más imperiosa del campo de Rubalcaba es aglutinar a toda la izquierda. Palinuro ha dividido el programa en cuatro apartados de muy distinto alcance: a) política económica; b) reforma de la Constitución y más democracia; c) lucha contra la corrupción y regeneración del sistema político; y d) cuestión religiosa. Por partes:
Primero. Reimplantar la progresividad fiscal. Aumentar el mínimo exento y subir los tipos más altos de las rentas más elevadas.
Segundo. Restablecer el impuesto sobre el patrimonio, el de sucesiones y revisar el societario haciendo que las SICAV tributen como todo el mundo.
Tercero. Eliminar los paraísos fiscales mediante una acción internacional concertada, empezando por Europa, en donde se encuentran algunos significativos, como el Vaticano.
Cuarto. Hacer que aflore la economía sumergida.
Quinto. Acabar con el fraude fiscal.
Sexto. Reducir drásticamente el gasto militar así como todos los gastos suntuarios y de representación.
Séptimo. Con el dinero así ahorrado, financiar más gasto público para relanzar la economía.
Octavo. Detener las reformas laborales, subvencionar e incentivar fiscalmente la contratación laboral indefinida y hacer la jubilación voluntaria.
Noveno. Liberar la creación de empresas.
Décimo. Crear una banca pública para facilitar el crédito.
Undécimo. Garantía constitucional reforzada del carácter público de todos los servicios sociales que son derechos de los ciudadanos en todos sus aspectos (financiación, gestión o prestación, etc) para impedir las corruptelas y latrocinios de los distintos subterfugios privatizadores.
Duodécimo. Eliminación progresiva de toda educación concertada, dejando el sistema educativo en público y privado y emplear la ampliación del público como fuente de empleo.
Decimotercero. Reforma del sistema electoral en el sentido de mayor porporcional imitando el sistema alemán.
Decimocuarto. Introducción del derecho de revocación en todos los órdenes de la administración y ampliación del derecho de referéndum, facilitando su empleo para decidir las grandes cuestiones de Estado.
Decimoquinto. Reforma del Senado, eliminación de su condición de cámara representativa y legislativa en imitación del Bundesrat alemán.
Decimosexto. Transparencia de la administración y obligación de colgar en la red a disposición de la ciudadanía todas las transacciones económicas de todos los organismos públicos.
Decimoséptimo. Obligación de todos los cargos públicos de hacer pública su declaración de la renta.
Decimooctavo. Régimen reforzado de incompatibilidades. Nadie puede percibir dos salarios públicos ni uno público y otro semipúblico como el de los partidos, los sindicatos, etc.
Decimonoveno. Denuncia del Concordato de 1953 con la Santa sede y derogación de los acuerdos con el Vaticano de 1979.
Vigésimo. Ley de libertad religiosa.
(La imagen es una foto de psoe extremadura, bajo licencia de Creative Commons).