dilluns, 18 de juliol del 2011

El empleado de Murdoch.

No veo razón para escandalizarse por el hecho de que Aznar cobre 220.000 dólares anuales por asesorar a una empresa que, según parece, lleva años cometiendo todo tipo de delitos contra miles de personas con el fin de prosperar. El hombre está en lo suyo, como puede comprobarse repasando su carrera, que es un ejemplo paradigmático del principio de que todo vale con tal de conseguir lo que se quiere.

Inició su andadura política, abandonada su militancia falangista, triturando a un adversario del PSOE mediante una denuncia judicial que resultó falsa por lo que jamás pidió perdón a su víctima.

Se aupó al gobierno de España gracias a una alianza táctica (llamada “pinza”) con el sedicente izquierdista Anguita, cuya engolada vanidad supo halagar mientras le interesó.

Se estrenó en el gobierno tratando de encarcelar al propietario y consejero delegado del mayor grupo mediático de España con métodos torticeros y la ayuda de un juez prevaricador y de unos comunicadores faltos de todo escrúpulo moral.

Fue el responsable último de la mayor catástrofe ecológica de la historia de España sin que él, ni ninguno de sus subordinados tuvieran un solo gesto no ya de arrepentimiento sino de simpatía hacia las víctimas.

Su ministro de Defensa, Federico Trillo, fue el responsable político de un departamento en el que algunos de sus subordinados, por desidia o incompetencia, ocasionaron de un modo u otro la muerte de sesenta militares españoles sin que el tal ministro y mucho menos él reconocieran responsabilidad alguna en los hechos.

Entabló conversaciones, luego fracasadas, con ETA en cuyo curso satisfizo todas las exigencias de ésta, incluido el llamarla “Movimiento Vasco de Liberación”, con el fin de propiciarla.

Metió al país en una guerra criminal de rapiña a las órdenes del imperio pretextando para ello que el agredido, Irak, poseía armas de destrucción masiva, cosa que era mentira.

Siguió mintiendo a mansalva sobre la autoría del atentado de Atocha el 11-M de 2004, tratando de endosárselo a ETA cuando era evidente que fue obra de terroristas islámicos y con el único fin de ganar las elecciones. Y continúa sosteniendo la mentira aun después de que los jueces la hayan probado como tal.

Desde que dejó el poder no ha hecho otra cosa que alimentar un clima general de odio y confrontación con declaraciones agresivas y tratando de hundir el prestigio de su país en todos los foros internacionales.

¿Cómo va a sorprender que una persona con esta trayectoria figure en la nómina de un magnate cuya empresa, al parecer, es responsable de todo tipo de delitos al objeto de aumentar sus ventas?

Lo extraño hubiera sido que no figurara en ella.

(La imagen es una foto de Pontificia Universidad Católica de Chile, bajo licencia de Creative Commons).