Ein Volk, ein Reich, ein Führer. La fibra autoritaria del PP es evidente cada vez que alguno de sus dirigentes abre la boca. El señor Aznar había pedido que hubiera un solo líder, un solo partido y un solo proyecto y no varios de cada cosa y así ha respondido la secretaria general, señora De Cospedal, muy oronda. Sin embargo no solamente es falso que esa unidad sea deseable en sí misma sino que se trate de la condición del PP. Si los partidos han de ser organizaciones democráticas, como requiere la Constitución, deberán poseer el mismo grado de pluralismo en su interior que tiene la sociedad de la que surgen y se nutren. Y normalmente así es de forma que los partidos suelen tener varios líderes (aunque sólo uno sea el máximo en cada momento), diversas corrientes internas y, en consecuencia, opciones también variadas. Y eso es lo que pasa en el PP. Tiene varios líderes, empezando por el propio señor Aznar y siguiendo por los señores y señoras Aguirre, Gallardón, Rato y, claro es, Rajoy. En su interior se dan opciones claramente distintas, apoyadas en corrientes también diferentes: los vascos del PP van a su bola, como lo hacen los aguirristas y los gallardonistas en Madrid, como lo hacen los ultras de Mayor Oreja. Y eso no está mal, es el pluralismo. Lo importante es que el Partido tenga y manifieste una sola voluntad; es decir que, tras el correspondiente debate interno y la necesaria confrontación, al final el partido como un todo, defienda una única opción y un solo lider a la hora de enfrentarse a los competidores.
Pero este procedimiento democrático es lo que la derecha, educada en la mentalidad dictatorial franquista de la unidad sin fisuras, no entiende. Por eso sale la señora De Cospedal, como siempre, a negar la evidencia: no hay diferencias, no hay corrientes internas, no hay opciones distintas, el Curita no existe, la señora Aguirre no aspira a sustituir a Rajoy, el señor Gallardón, tampoco. Aquí no pasa nada. Las diferencias se salvaron hace tanto tiempo que ya nadie se acuerda. Nadie se pronunciará sobre las palabras del Curita, el enajenado mental que dirige la Comunidad Valenciana. Nadie tampoco directamente sobre las del señor Aznar a quien por primera vez se hace el vacío.
Viven en un territorio exento, imaginario y eso es lo que hace que el señor Rajoy esté siempre tan indignado sin que el verbo exigir se le caiga de la boca: como las cucarachas, procede de otra era geológica.
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