Es muy difícil sostener teoría alguna de la democracia como régimen deliberativo en el que se llega a decisiones colectivas mediante la comunicación, el intercambio de información y la discusión racional de buena fe cuando los políticos acostumbran no solamente a no decir jamás una verdad así los aspen, sino a soltar lo primero que se les pasa por la cabeza, sin cuidarse cuando menos de que tenga algún grado de coherencia o verosimilitud. Sentado delante de un micrófono un político puede decir cualquier cosa y normalmente lo hace porque está acostumbrado a que no se le exijan responsabilidades por nada de lo que diga.
Lo habitual es la afirmación descarada de una falsedad como si fuera la evidencia misma, la negación de los hechos más palmarios. Es una técnica que desarma al interlocutor porque lo deja perplejo, preguntándose incluso si ha oído lo que ha oído. Dice la señora Aguirre en una reunión en la sede de su partido que La honradez sigue siendo la seña de identidad del PP. Junta directiva regional de su partido. Punto. No se dirá que no hace falta tener agallas, con medio partido imputado, procesado o en trance de serlo a lo largo y ancho de la geografía patria por un asunto tremebundo de corrupción. A nadie por lo demás parece habérsele ocurrido que el solo hecho de que esta marquesa guasona crea que debe decir lo que dice es seña de que no es cierto.
¿Y qué sucede cuando el político piensa que puede decir lo que quiera porque quienes lo escuchan, a su vez, no piensan o son profundamente estúpidos? El señor González Pons, en 59 segundos deja claro tajantemente que el señor Costa ha sido destituido porque es "el responsable último" del PPCV. Pues será así porque lo dice el señor González Pons pero no porque lo sea en verdad ya que el PP es un partido presidencialista en donde el responsable último es siempre el presidente mientras que el secretario general es un mandado. Para entendernos, el señor Costa es al Curita lo mismo que la señora De Cospedal al señor Rajoy. Es decir, el señor González Pons cree que su auditorio está compuesto por idiotas... o lo es él.
Hay declaraciones movidas por el viento de la irresponsabilidad y el oportunismo más alocado; tan alocado que hasta tienen gracia. El señor De Arístegui, responsable de Asuntos Exteriores del PP da ahora el visto bueno del PP a la alianza de las civilizaciones que hace veinticuatro horas no pasaba de ser una ocurrencia absurda del señor Zapatero o algo peor, una forma de entregarse al adversario. La razón del giro es que no hay giro sino que lo que ha girado es la propia alianza de civilizaciones que ha tenido una "evolución positiva". Pero no se moleste nadie en inquirir qué evolución sea esa y qué tenga de positivo porque el señor De Arístegui acaba de inventárselo.
Todo se puede superar en la vida, así que resulta en verdad sublime escuchar al señor Rodríguez Zapatero diciendo a un grupo de empresarios estadounidenses lo que se niega con tesón numantino a decir a los empresarios españoles, esto es, que España tiene que "adaptar" su modelo laboral. Obviamente el tramo que va desde decir que el mercado laboral no se toca a sostener que hay que "adaptarlo" es el mismo que va de decir que no hay crisis sino que se trata de una "desaceleración" a sostener que estamos en la peor crisis que vieron los siglos. De paso sea dicho: ya tienen los sindicatos el motivo para la movilización que están preparando.
¿Qué comunicación, qué deliberación razonada cabe con estos elementos de absoluta irresponsabilidad declarativa?
(La imagen es una foto de Chesi - Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).