Toda equidistancia entre el discurso ultraderechista y el ultraizquierdista es hipócrita, criminal y suicida. Digo entre los discursos. Las prácticas son otra cosa. Las prácticas sí tienden a parecerse, a coincidir. Ambas descansan en la negación radical de la dignidad de las personas, de la libertad del individuo. Ambas someten a éste a la locura de un proyecto colectivo (de raza, de clase, de lo que sea) que, sin consultar a nadie, se impone a sangre y fuego en la sociedad, negando los derechos más elementales de las personas, instrumentalizándolas en pro de la locura, esclavizándolas y aterrorizándolas en un régimen de arbitrariedad, tortura y desapariciones.
Esa es la práctica, pero el discurso respectivo es muy distinto. El discurso de la extrema derecha es mucho más peligroso que el de la extrema izquierda. Éste último hace referencia expresa a la utopía y atribuye a los seres humanos unas cualidades de solidaridad, justicia y altruismo que la mayoría de esos seres humanos está convencida de que no se dan. El discurso de la extrema izquierda genera incredulidad y desconfianza, dos reacciones muy razonables a la vista de lo que se vio que eran los sistemas comunistas: lugares en que unos dirigentes que vivían en el lujo y la molicie predicaban a las masas unas virtudes de trabajo, esfuerzo, sacrificio, entrega que ellos no practicaban.
En cambio el discurso de la extrema derecha habla a las pasiones mas obvias y bajas del ser humano: el instinto de supervivencia, el egoísmo, la exclusividad y la exclusión del extranjero, cualidades que todo el mundo dice no tener pero todos, significativamente, dicen que crecen y crecen en la sociedad. Teniendo en cuenta además que es una ideología que propugna el empleo de la violencia, aunque no siempre lo diga.
Es decir que no estoy muy seguro de si la BBC ha hecho bien permitiendo que el ultraderechista Nick Griffin suelte su veneno en todos los hogares. Supongo que sí pero no estoy seguro. Preocupa cómo se extiende esa mentalidad criminal.
(La imagen es una foto de hiperkarma, bajo licencia de Creative Commons).