dissabte, 12 de setembre del 2009

Ni por cortesía.

Eso no se hace, Presidente. Ni por cortesía ni por nada. Y no pretexte Vd. sorpresa ya que, al estar convocada la cumbre hispano-italiana en Cerdeña, era clara desde el comienzo la intención del señor Berlusconi de llevar a Vd. y a quien se terciara al huerto, a visitar la Villa Certosa de las orgías con la clara intención de capitalizar después la imagen, la foto, la invitación, la presencia de mandatarios extranjeros. ¿Todavía no se ha enterado Vd. de que este pájaro gestiona el gobierno de su país como su empresa personal? ¿No tiene tiempo de leer los periódicos en los que se informa abundantemente de la confusión berlusconiana entre lo público y lo privado? Después de casi seis años en La Moncloa y no sé cuántos en la política, es Vd. un ingenuo al que un caradura se la da con queso. ¿O es una muestra más del tradicional apocamiento de los españoles ante un europeo, cualquier europeo, incluido este indeseable sin escrúpulos dedicado a amordazar a los medios y perseguir inmigrantes en su país?

Ya tiene difícil pase que tanto Vd. como sus ministros (y, sobre todo, ministras) asitieran "con cara de circunstancias" al aluvión de imbecilidades rijosas con que les obsequió el señor Berlusconi nada más echárselos a la cara. En fin, vamos a atribuirlo a la timidez producida por la tradicional incompetencia también española en el dominio de lenguas extranjeras, aunque, la verdad, tanto la señora Salgado como, sobre todo, la señora Chacón, han defraudado las mínimas expectativas acerca de cuán interiorizado tienen el principio de la igualdad de género. Pero lo inadmisible de todo punto es que aceptara Vd. poner el pie en la villa de marras. ¿O no se da cuenta de que con su pie, entra allí el de todos los españoles? Eso de "por cortesía" suena a lo que es: a excusa de pobre pardillo con el que ha jugado un truhán de este jaez. Acompañado como iba por el señor Moratinos (de quien no quiero ni imaginar que pudiera haber reído ni uno solo de los comentarios y chistes de esa desgracia pública de primer ministro italiano), ¿no pudo éste explicarle el sentido de las llamadas "enfermedades diplomáticas"?

Todo antes que prestarse a justificar la ignominia berlusconiana.

Francamente, ni Vd. ni ninguno de su equipo han estado a la altura de las circunstancias. Se ha portado Vd., más o menos, como cuando a Felipe González se le fue la cabeza y se subió al Azor, esto es, con una falta de dignidad que abochorna.

(La imagen es una foto de guillaumepaumier, bajo licencia de Creative Commons).