No tengo grandes simpatías por los bancos. Me parecen quintaesencia del sistema capitalista de explotación. Por eso llevo pidiendo la nacionalización de la banca desde el año pasado (ver la entrada ¿Y si nacionalizamos la banca?) con escasos resultados menester es decirlo. Digo esto para probar que no soy sospechoso de rendirme a los encantos de la banca. Porque si nadie en nuestros países tiene los redaños de nacionalizarla (no de meterle fondos públicos y decir confusamente que eso equivale a una "nacionalización" pues es falso) habrá que reconocer que es ella y sólo ella la más adecuada para tomar las decisiones de restauración del sistema financiero y crediticio porque es la competente y la que tiene experiencia al respecto. A las pruebas me remito: ayer el Banco de Santander anunció una medida práctica, concreta, que será muy útil para ayudar a salir de la crisis. Propone el banco financiar hasta el 100 por ciento de las hipotecas para comprar viviendas a las que los constructores hayan aplicado rebajas del 20 por ciento en los precios. La idea es muy buena y servirá para desbloquear uno de los puntos negros de la actual crisis al asegurar a los constructores que tendrán clientes si rebajan un 20 por ciento los precios porque los bancos harán la financiación completa. Ojalá se generalice porque ese es uno de los caminos. Yo aplicaría un descenso mayor, hasta del 30 por ciento, pues hay margen, pero algo es algo.
La contrapartida a esto, viene, cómo no, del lado de los políticos y no de los de izquierdas, de quienes cabría esperar actitudes intervencionistas como las que están mostrando los colaboradores del señor Obama en Gringolandia, sino de los de derechas, esos que se pasan la vida hablando de no intervención del Estado en nada y de privatización general. El desvergonzado asalto que está dando la señor Aguirre a Cajamadrid para someterla a su control político ha merecido el calificativo de "esperpento" y de "intervencionismo público descarado"en un discurso del señor Quintás, presidente de la Confederación. Española de Cajas de Ahorro. La contraposición es bien clara: en un lado, los banqueros haciendo propuestas sensatas y en el otro los políticos, especialmente los de derechas, proponiendo disparates. ¿O no son disparates? Desde el punto de vista del imprescindible crédito que han de tener estas entidades, desde luego, porque da la impresión de que no son autónomas. Desde el punto de vista de los intereses específicos de la derecha quizá no lo sea tanto. Lo que la señora Aguirre y sus migos "liberales" quieren hacer con Cajamadrid es lo que ya han hecho con servicios públicos de salud, educativos, con el agua de Madrid: birlársela a los ciudadanos de la capital y privatizarla para ponerla al servicio de las pintorescas adjudicaciones del señor González, vicepresidente de la Comunidad.
Al lado de los banqueros de verdad estos tipos son un verdadero peligro de expolio de las riquezas públicas que hay que parar antes de que se queden con todo.
La imagen es una foto de Enrique Costa, bajo licencia de Creative Commons).