dissabte, 24 de gener del 2009

El desempleo en españa.

Si alguna vez se hizo un cartel electoral que había de resultar inoportuno fue ésta. El señor Rodríguez Zapatero muere por la boca, como el pez. Su "pleno empleo" deja chiquita la baladronada de Felipe González de crear ochocientos mil puestos de trabajo cuando al final de la legislatura se habían destruido cuatrocientos mil. Algo parecido a lo que ha ocurrido esta vez con el señor Rodríguez Zapatero que empezó hablando del pleno empleo y puede terminar su mandato en pleno desempleo. Los socialistas parecen fallar en este punto tan delicado y peligroso.

Es verdad, cual no se cansa de repetir el señor Rodríguez Zapatero, que la crisis es general, es global. Ciertamente pero al mismo tiempo la tasa de paro española es la más alta de todas las de los países desarrollados; es el doble de la media europea y el doble de la de los Estados Unidos. Es verdad que esto tampoco es de hoy y que un diferencial positivo de la tasa de desempleo en España es fenómeno crónico. La cuestión radica en averiguar por qué pasa eso en España y la respuesta viene dada en lo que acabamos decir: porque es el menos desarrollado de los desarrollados y si es que se le puede considerar "desarrollado" en sentido estricto algo así como lo que sucede con Irlanda.

Da la impresión de que el presidente no acaba de comprender el problema. Se nota cuando dice muy orgulloso que somos la octava economía del mundo sólo porque nuestra renta por habitante ha superado a la italiana. Pero eso no quiere decir que nuestro país esté más desarrollado que Italia; quiere decir que ha crecido más. Crecimiento y desarrollo no son lo mismo. Así que como el país no es una sociedad desarrollada en el sentido del crecimiento armónico de todas sus partes, sino más como una sociedad que experimenta fuertes crecimientos en un modelo de producción muy especializado en dos sectores, construcción y turismo y cuando estos sectores se contraen los otros no pueden absorber el excedente porque están sin desarrollar. De ahí que, como se dice, España hace lo que los demás pero exagerando: cuando se crece, crece más que nadie y cuando se decrece, se contrae más que nadie.

De lo anterior se sigue que las políticas contra la crisis que elabore el Gobierno tienen que ir dirigidas a los sectores de la producción que están menos desarrollados y que, por lo tanto, tengan mayor potencial de crecimiento y puede además condicionarlas a que los gobiernos que las reciban las distribuyan bien y con hilo ecologista de oro cosa que no está nada garantizada.