El asunto es suficientemente conocido y se ha comentado en todas partes: los insultadores compulsivos, los que llaman a los demás "miserables", "bellacos", "cómplices de los terroristas", "vagos", "bobos solemnes", "traidores", etc, están indignados por los insultos del alcalde de Getafe a los votantes del PP y, no aceptando su petición de disculpas, exigen su dimisión.
Lo que no ha sido tan comentado es esa exigencia de dimisión, ese maximalismo muy típico del PP y sobre todo de su presidente, el perpetuamente indignado señor Rajoy, el del ofendido honor calderoniano, el de "esto es intolerable" y "hay que tomar medidas". Es su estilo de traca y astracán, su espontánea reacción visceral que nunca recapacita sobre las consecuencias posteriores. Es lo que hace siempre en estos casos: condicionar su participación a exigencias imposibles de cumplir, como los niños. Lo hizo frente a El País por alguna cuestión de negra honrilla; lo hizo queriendo boicotear el programa "59 segundos"; lo hizo con el boicot a los productos catalanes y lo hizo recogiendo cientos de miles, millones de firmas contra el Estatuto o algo así. Gestos ampulosos, pura teatralidad de voz huera y cavernosa, exageraciones ridículas para, al final, cuando nada sucede y nadie le hace caso, olvidarlas discretamente, envainarsela con disimulo, dejar que caigan en el olvido y esperar que nadie se las frote por los morros cuando las derechas siguen hablando con El País, yendo a 59 segundos, bebiendo cava catalán y dejando el estatuto en paz.
Ahora estamos en las mismas: muy indignados y con la nariz alta, los alcaldes del PP se marcharán de la Federación Española de Municipios y Provincias y ahí se quedarán, a la intemperie, mientras el resto de los miembros seguirá funcionando y tomando decisiones y así hasta que los boicoteadores se den cuenta de que están haciendo el ridículo y vuelvan a sus puestos a la chita callando.
De donde se sigue que Pedro Castro estaba equivocado en su juicio que no debió dirigirse a los votantes del PP si no a otros. Y no digo más pero está claro que los tontos de los cojones son otros.
(La imagen es una foto de (La imagen es una foto de El Plural, bajo licencia de Creative Commons).