dimecres, 5 de novembre del 2008

La Presidencia y las dos cámaras.

VICTORIA

A estas alturas es innecesario decir que la elección presidencial de ayer en los EEUU es un hito histórico mundial. Ya lo han dicho todos los periódicos, radios, cadenas de televisión del planeta probando así una vez más que las elecciones a la presidencia de Gringolandia son las elecciones a presidente del mundo entero. Palinuro que siguió la campaña electoral muy de cerca desde el comienzo de las primarias estaba emocionado esta madrugada, una emoción que según pudo comprobar compartía también con medio mundo.

Se prueba igualmente que, a pesar de todo, los EEUU son un gran país con una sociedad dinámica y abierta capaz de adoptar decisiones colectivas transgresoras y audaces. Una sociedad que pasa de estar gobernada por un inepto, tradicional representante de la más agresiva idiocia neocon, de la que también hay abundante representación en España, a estarlo por un mulato de clase media, progresista, socialdemócrata, que representa los valores de la izquierda moderada en todo el mundo y por el que ningún "experto" hubiera dado un ochavo hace dos o tres años.

Un hombre que ha recogido el fruto de un trabajo bien hecho porque sólo el carisma que indudablemente posee no le hubiera llevado a donde está. No es con mero carisma sino con una táctica innovadora que sabe hacer uso de las nuevas tecnologías de la comunicación con lo que se llega a todos los sectores de la población, incluidos los más reacios a votar y se moviliza a los más jóvenes y dinámicos. Y no es con mera táctica sino con una estrategia clara y propuestas justas y populares como se puede derrotar dos veces al establishment blanco, una en la persona de su rival a la nominación del Partido Demócrata y otra en la de su antagonista republicano, ambos rotundos wasps y la señora Clinton con el plus añadido de ser mujer.

Ahora es cuando el tema de la raza que ha estado prudentemente oculto en la campaña electoral cobrará toda su dimensión y fuerza porque, gracias al color de su piel, Obama es un símbolo y representa un avance y una esperanza no solamente en los Estados Unidos sino en todo el mundo, una esperanza que atraviesa sectores y clases sociales: se puede ser negro y presidente de los Estados Unidos. Ya sólo hay que conseguir que eso pueda suceder en todas partes. Y ahora también es cuando hay que ver qué tienen que decir los sabelotodo que sostienen que no hay diferencias entre los candidatos gringos a la presidencia y que tanto da quién gane las elecciones. Seguramente Obama no va a proclamar el soviet de Washington ni la dictadura del proletariado (ni falta que hace) pero no es baladí la perspectiva de que se acabe la insoportable hegemonía de la reacción fundamentalista, ultrarreaccionaria y belicosa que ha gobernando el país hasta ahora y con el país el mundo, y que la derecha europea ya no tenga tanto eco al otro lado del Atlántico ni encuentre allí tanto pábulo a sus desmanes, sean estos arbitrariedades de presidentes polacos o provocaciones de reinas españolas.

Y ¿qué decir de los próximos tiempos? Está claro que el señor Obama tiene ante sí una ingente tarea de reconstrucción nacional e internacional para reparar los desastres y destrozos que ha provocado la estúpida arrogancia neoconservadora tanto en los Estados Unidos como fuera de ellos, una arrogancia que ha llevado a los gringos a pensar que pueden dirigir el mundo sin consultarlo y de conformidad con una ideología primitiva hecha de fanatismo religioso, simplezas económicas y un sentido instrumental de la moral próximo al fascismo. Una actitud cerrada de "conmigo o contra mí" que sólo podían aceptarles quienes se rebajaran a servirlos y secundarlos en sus fechorías, como el señor Aznar.

En el interior el señor Obama tendrá que empezar de cero a reconstruir y mejorar el Estado del bienestar, aumentando la cohesión social, estableciendo un sistema nacional de salud y volviendo a una política fiscal más justa y redistributiva que recorte las clamorosas desigualdades de una sociedad muy polarizada. Al mismo tiempo tendrá que poner remedio a la deriva autoritaria y contraria al Estado de derecho de la administración anterior restaurando el pleno uso de los derechos y libertades civiles a los ciudadanos, garantizando su libertad y debido proceso legal para todo el mundo incluidos los secuestrados en Guantánamo.

En política exterior me gustaría pensar que el señor Obama sabrá resistir la tradicional tentación demócrata de hacerse perdonar sus políticas sociales dentro adoptando actitudes autoritarias y agresivas fuera. Espero que haga lo que hizo en su día el señor Rodríguez Zapatero, esto es, retirar las tropas del Irak. Será más largo y más complicado, es evidente, pero tiene que hacerlo. Como tiene que encontrar una solución en Afganistán y Paquistán que no sea seguir con el desastre. E igual que tiene que comprometer a Gringolandia en una política internacional acorde con el derecho internacional, el principio de la multilateralidad, el respeto a las Naciones Unidas, la plena colaboración del país con todas las iniciativas justas (desde el protocolo de Kyoto hasta el Tribunal Penal Internacional) y la renuncia a la política de ataque preventivo del Gobierno del señor Bush que había convertido a su país en el rogue State más peligroso del mundo. Es decir tiene que hacer del mundo un lugar más seguro y más saludable para todos, empezando por los propios States, en el entendimiento de que la seguridad y la paz no significan sólo ausencia de guerras sino políticas activas de ayuda al desarrollo de las zonas más deprimidas del planeta, en especial ese continente del que proviene su familia paterna.

Y tiene que enfrentarse a la crisis económica que es algo que afecta al interior y al exterior de los Estados Unidos y posiblemente sea la herencia más peliaguda que le deja la ineptitud del señor Bush y todos sus consejeros neocons. Es de esperar que el señor Obama restablezca el justo equilibrio entre el Estado y el mercado y aplique a la solución de la crisis políticas keynesianas y postkeynesianas, pero sobre todo las primeras que son de eficacia probada pues gracias a ellas se reconstruyó Europa en la postguerra y se garantizó el periodo de crecimiento sostenido más prolongado de los últimos tiempos. Asimismo tiene que empeñarse en una tarea multilateral para poner freno a los movimientos especulativos del capital internacional, consolidar el sistema financiero internacional, garantizar el libre y justo comercio, ayudar al desarrollo sostenible y comprometerse con los Objetivos del Milenio pues, si queremos, aún estamos a tiempo.

Es una tarea inmensa pero él la prometió al hablar de "cambio" y está en situación de acometerla porque, además de haber ganado la presidencia, el Partido Demócrata tiene mayoría en la Cámara de Representantes y en el Senado de forma que nada se opone a que lleve adelante ya en los primeros cien días la totalidad de su programa. Los republicanos no están en situación de bloquear u obstaculizar nada y bastante tendrán en los próximos tiempos con recomponer su unidad y hacer la crítica de cómo haya sido posible que el "viejo gran partido" fuera secuestrado por una pandilla de fanáticos ignaros. De acuerdo con los resultados electorales de la noche pasada los gringos parecen haber dado un cheque en blanco al primer presidente negro de su historia.

Permítaseme una penúltima disquisición de orden teórico. El pragmatismo fundamental que constituye el fondo filosófico de los Estados Unidos hace que estos pongan ahora a prueba empírica y experimental una cuestión que los europeos acostumbramos a plantear en las regiones inevitablemente brumosas de la teoría sin haber encontrado una respuesta hasta la fecha y ella es la de la importacia del individuo en el desarrollo de la historia. ¿Qué deja más huella en el devenir de la humanidad, la acción del héroe, la labor callada de las masas o la acción indiferente de las leyes de la historia?

Como dije en una entrada anterior, lo único que me preocupa es que, aprovechando el vacío de poder que se produce desde el cuatro de noviembre al veinte de enero, fecha de toma de posesión del nuevo presidente, los israelíes hagan alguna jugada, como bombardear el Irán, para enfrentar al señor Obama con los hechos consumados (como hacían los nazis) y desencadenar un conflicto de proporciones incalculables. No siendo así:

Go Obama!


(La imagen es una foto de tonx, bajo licencia de Creative Commons).