El Banco de Inglaterra acaba de calcular el coste total de la crisis, las pérdidas de las entidades financieras del mundo en 2.800.000.000.000 de dólares (o sea, dos billones ochocientos mil millones de dólares) que vienen a ser el 4,3 por ciento del Producto Bruto Mundial, de toda la riqueza del planeta. No sé cómo habrá llegado a ese monto pero, siendo el Banco de Inglaterra, supongo que no lo habrá calculado con un ábaco. Manda narices o huevos, que diría el tantas veces festejado señor Trillo, que una manga de sinvergüenzas, más o menos de acuerdo con otra de inútiles e incompetentes se haya levantado la vigésima quinta parte de la riqueza del mundo. Puede que la culpa de esta colosal estafa no sea del capitalismo sino de la intervención estatal, como dice la inefable señora Aguirre quien nunca habla que no arremeta, pero en todo caso habrá que tomar medidas y medidas además de aprestar una pila de miles de millones que, ahora lo vemos, no es ni el chocolate del loro cuando las pérdidas son de más de 2,8 billones
Para tomar medidas, primero hay que saber cuáles, nombrarlas. Al respecto, me apunto a las que propone Oskar Lafontaine en una entrevista en el Frankfurter Allgemeine Zeitung: "Necesitamos tipos de cambio fijos con un margen de oscilación, control de la circulación internacional de capitales y supresión de los paraísos fiscales. Además, las autoridades deben supervisar las agencias de calificación de riesgo. También debe haber un centro de supervisión internacional de la banca. En Alemania (y en España y en todas partes) hay que prohibir los fondos de riesgo, así como la transferencia de riesgos a sociedades finalistas y la compraventa de papel asegurado (securitisation)." Algunas de estas medidas ya las había pedido Palinuro; otras son nuevas, pero perfectamente subscribibles. También lo son las que Lafontaine enumera en materia de política económica interior: "No más desmantelamiento del servicio público, no más privatizaciones de riqueza nacional, ni un recorte en la política social."
Está claro que con una pérdida de 2,8 billones de dólares, habrá mucha gente que tenga que apretarse el cinturón. Que empiecen los que se los han llevado. Porque está claro que los de las hipotecas, los precarios, los mileuristas, los inmigrantes, los currantes y los pringaos en general no han sido. Asi que a las medidas del rojeras Lafontaine Palinuro añadiría una muy puesta en razón: devolución de todo el dinero que la élite financiera internacional se ha apropiado indebidamente. Revisión de todos los patrimonios por encima de, digamos, 100 millones de dólares (si esta cantidad es demasiado alta o demasiado baja, puede cambiarse por ley, como por ley habrán de tomarse las demás medidas) y de las cuentas por igual cantidad en todos los paraíses fiscales. Hay que levantar el secreto bancario y someter la economía, sobre todo los flujos financieros, a control democrático.
(La imagen es una foto de Hedrock, bajo licencia de Creative Commons).