Las encuestas venían vaticinando que Mr. Obama subía en Iowa pero, en el fondo, todo el mundo sabía que en el "profundo norte", con una población blanca caucásica no hispana de más del noventa por ciento, al final, la voz de la sangre inclinaría el voto por la rubia señora Clinton. Y los del Cook Political Report daban a Mrs. Clinton un 60% de probabilidad, un 30% a Mr. Obama y un 10% a l señor Edwards. Bien; ni una: Obama, 37%, Mr. Edwards un 30 y la señora Clinton 29%. Termina en último lugar. Ha ganado el negro en un estado abrumadoramente blanco y el izquierdista en segundo lugar en un estado abrumadoramente conservador. Thrilling, isn't?
En el campo republicano, el sismo. Sale Huckabee (al que los genios del Cook adjudicaban un 10%) por un lucido 34% frente al ramplón 25% de Mitt Romney y McCain en un irrelevante 13%. No es sólo que Huckabee, por quien nadie daba un ochavo hace siete meses, se alce con la primera victoria, sino que el guapo de la fiesta, el forrado Mitt Romney, que lleva millones de dólares de su bolsillo enterrados en Iowa desde 2004 se atiza un a castaña y Giuliani no aparece porque en este estado de beatorros no le perdonan eso de que esté a favor del aborto. McCain, un miserable 13%.
Este proceso de selección del candidato a Presidente de los EEUU es sorprendente y único en el mundo. Hay gente que dice que es un baile de millonarios, todos iguales, como si se presentaran diez tíos Sam, cinco de burro y cinco de elefante. Cuando se presenta literalmente de todo: del Norte, del Sur, un negro, una mujer, un hispano, un mormón, un cura... en fin: si alguien observa igual diversidad en las elecciones de su país que lo diga. Y que la selección se hace según caucuses o primarias, estado por estado. Bueno, en los caucuses, condado por condado, en las casas de la gente, en las iglesias, en lo que los yanquies llaman grass roots politics. Por supuesto, siempre viene alguien a decir: sí, sí (a mí me la van a dar), pero luego sólo va el veinte por ciento de los electores que, a su vez, es el cincuenta por ciento de los potenciales votantes y bla, bla. Todo muy cierto pero ¿en algún otro país del mundo se tarda ocho meses en elegir a los candidatos de los partidos a la Presidencia de la República villorrio por villorrio? Y el que no va es porque no quiere. Por ejemplo, se dice que Mr. Obama ha conseguido que acuda el doble de votantes no comprometidos que en 2004.
Ayer vi escenas increíbles, con seguidores de Mr. Huckabee rezando antes de aparecer en los caucuses de su distrito. Rezando en grupo, no se crea, como si fueran el Ejército de Salvación. Mr. Huckabee comparte sus valores y no se fían del señor Romney, que se convirtió al antiabortismo hace unos dos años, el muy veleta. Mr. Huckabee es una roca, sí señor. Jamás creyó en la abominable teoría darwiniana de la evolución, sino que es un firme defensor del creacionismo, como buen pastor baptista. Bien. ¿Se entiende? Pongámoslo en rojo (en rojo de alarma): Los próximos cuatro (quizá ocho) años el mundo puede estar gobernado por un hombre que cree que todo, todo, cuanto se dice en la Biblia fue cierto al pie de la letra, que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza y a la mujer de una costilla de la imagen, y que los israelitas se pasaron cuarenta años vagando por el desierto del Sinaí comiendo maná tras atravesar el Mar Rojo andando.
Pues eso, que el asunto se anima. El elegido en Iowa no tiene por qué acabar siendo el candidato nacional en la Convención de agosto pero de ocho elecciones presidenciales que ha habido desde 1972, Iowa, como doña Manolita, ha acertado cinco en el caso demócrata y más o menos en el republicano. El próximo ocho de enero se decide New Hampshire. Atentos a la pantalla.