Ayer se siguió debatiendo sobre las razones del fracaso de pronósticos en el lado demócrata en las primarias de New Hampshire. Hay posiciones muy variadas y la tesis del masivo apoyo de las mujeres tiene muchos seguidores. Sigue pareciéndome insuficiente. El momento sentimental captó a todos. Porque los dos instantes en que se concentra la polémica son el debate del sábado entre Clinton, Obama y Edwards y la escenita del restaurante por la noche de la víspera electoral. La televisión, vaya. Y algo más con lo que los analistas siguen sin contar y que tiene una gran importancia, la blogoesfera, Youtube. A día de ayer el vídeo del restaurante con la voz entrecortada y los ojos anegados en sus diferentes ángulos lo habían visto 263.810 personas. No se me ocurrió contabilizarlas antes de la votación.
Fue también New Hampshire el que en 2002 salvó la carrera de Bill Clinton a la nominación, lo que le permitió calificarse de Comeback kid o el "retorno del héroe", si se me permite una traducción algo libre. Y de la heroína ahora. El peligro que se vislumbra es que el aterrizaje del marido dé un aire como "que vienen los Clinton", como si fueran los Clanton de O.K.Corral. Porque forman una poderosa unidad de combate. El mismo día que Mrs. Clinton sollozaba en la tele, Mr. Clinton llamaba a la campaña de Obama "el mayor cuento de hadas que había oído en su vida". Los Clanton eran peligrosos; pero no tanto como los Clinton. Después de las últimas elecciones argentinas, la sucesión en el mando por vía conyugal tiende a ser frecuente.
Ayer se fueron los candidatos republicanos a la Fox TV en Carolina del Sur, seis hombres blancos todos vestidos con trajes de gris oscuro y zapatos negros, cuatro corbatas en tonos rojos y dos en grises claros; viva la diversidad. El último sondeo que he visto sobre Carolina del Sur, de diciembre pasado, da una mayoría de 28% para Huckabee, el creacionista; segundo Romney, el mormón; tercero Giuliani, el del 11-S y cuarto McCain, el abuelo de la guerra del Vietnam.
Por lo menos, quedan seis candidatos; en el campo demócrata se ha ido ya todo el mundo, ayer Richardson y antes lo habían hecho Chris Dodd y Joseph Biden. Los demás, ni cuentan. Quedan Obama, Clinton y Edwards. Aún está por ver si se suma un nuevo candidato independiente a la carrera, el actual alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg. Estos candidatos independientes, por su cuenta o con algún pequeño partido, de los que siempre hay alguno, a veces en la derecha, como Ross Perot (1992 y 1996) a veces la izquierda, como Ralph Nader, dan colorido a la elección presidencial, pero nada más.
El senador demócrata por Massachussets, John Kerry, ha respaldado públicamente la candidatura de Obama. Significativo, se dice, porque Kerry fue candidato demócrata a la presidencia en 2004. Lo que no está claro es en qué sentido sea significativo. Kerry puede ser gafe. En estas cosas, la superstición reina por sus fueros.
(En la imagen Kerry/Obama, procedente de Obama's Photostream, con licencia de Creative Commons)