Il signore Romano Prodi, presidente del Consejo de Ministros de Italia comparece hoy ante la Cámara de Diputados pidiendo un voto de confianza para su maltrecha coalición multipartidista de centro-izquierda. El lunes se le fue el ministro de Justicia, Clemente Mastella, dirigente de la UDEUR o Unión de Democratas por Europa, un partido de democristianos de centro-izquierda y, con él, se van catorce diputados y tres senadores. La historia de esta separación ha sido breve: salpicado en un asunto de corrupción que implica a su esposa, Mastella presentó la dimisión hace unos días y ahora abandona la coalición, asegurando que sus diputados votarán en contra de la confianza. Resurge así, supongo, el resquemor que le quedó al político cuando fue vencido e una especie de primarias que se organizaron en l'Unione para decidir quién sería presidente del Gobierno, cuando Prodi obtuvo el 74% de los votos, el comunista Bertinotti el 15% y él mismo un 5%.
En principio, il signore Prodi debe conseguir la confianza de la Cámara porque aun con los catorce diputados de l'UDEUR en contra, le queda una apreciable mayoría de más de treinta escaños. Más difícil, por no decir imposible, lo tendrá mañana, jueves, cuando haya de comparecer ante el Senado con idéntica aspiración ya que en Italia ambas cámaras son iguales en competencias y ante las dos responde el Gobierno. En el Senado, la mayoría del'Unione, que ahora desaparece, era de dos senadores. Es posible que, ante lo prieto de la situación, la votación se aplace hasta la semana que viene, a ver si en el interín, el signore Prodi consigue el milagro de fabricar la mayoría que necesita donde no la hay. Cierta experiencia ya tiene il professore pues en sus menos de dos años de gobierno, ha planteado la cuestión de confianza unas treinta y dos veces. En este caso, seguramente tendrá que recurrir a los votos favorables de los senadores vitalicios, lo que plantea algún problemilla constitucional que otro sobre si es lícito que estos senadores participen en votaciones partidistas.
En la oposición no hay unidad, lo que también puede jugar a favor del señor Prodi que, muy grandielocuente, sostiene que estos asuntos deben ventilarse en el parlamento y no en la tele. La Unión de los Demócratas Cristianos y de Centro, de Pier Ferdinando Casini quiere un gobierno de concentración nacional (a cuya cabeza se ve él) y sólo si este recurso falla, admitiría convocar elecciones. L'Unione pretende alejar el fantasma de las elecciones anticipadas, porque faltan tres años de legislatura y, con la actual ley electoral (que tiene un factor multiplicador de mayoría hasta el 55% de los diputados) teme una derrota en toda regla.
Il signore Berlusconi, en cambio, sostiene que el Gobierno de centro-izquierda está agotado y debe convocar elecciones de inmediato. Espera ganarlas con su coalición Casa delle Libertà, de centro-derecha, en la que el partido principal es el suyo, Forza Italia y volver a ser Primer Ministro. Pero debe de ser el único de la coalición que lo quiere pues en los otros partidos, como la Alianza Nacional (AN) o la Lega Nord (LN) tienen otras expectativas. Unos, como Gianfranco (AN) Fini, quieren ser presidentes del Gobierno ellos mismos, otros, como Umberto Bossi (LN) no quieren que lo sea Il cavaliere. De este modo, como se dice en Italia, las renovadas ambiciones del signore Berlusconi son el mejor seguro de vida del señor Prodi.
El resultado, pues, está abierto. El gobierno puede mantenerse o puede caer y, si cae, será el presidente de la República, Girogio Napolitano, quien decida si se convocan elecciones anticipadas o encarga a alguien la formación de un gobierno de transición. En resumen, resultado incierto, una crisi al buio, una crisis incierta.