En los caucus de Nevada se han impuesto la señora Clinton por los demócratas y el señor Mitt Romney por los republicanos. La segunda victoria de Mrs. Clinton, luego de New Hampshire (Michigan no cuenta) afianza mucho su posición y sus posibilidades. El señor Obama encaja su segunda derrota de una tacada. La verdad, sin embargo, es que es una derrota por la mínima (50,2% de la señora Clinton frente al 45,2% de Mr. Obama y 3,8% del señor Edwards) y, al ser un caucus proporcional, Mr. Obama se llevará poco menos de la mitad de los delegados. (Actualización a mediodía del 20/01/2008: de hecho, el señor Obama saca un delegado más que la señora Clinton, al calcularse los delegados no en todo el Estado, sino en los distritos). Con todo, tiene mala lectura y el candidato negro ha puesto sus esperanzas en la próxima cita, que son las primarias democráticas de Carolina del Sur (veintiséis de enero; las republicanas fueron ayer) donde más de la mitad de los electores demócratas es negra.
Es muy pronto para valorar qué peso tiene este asunto de las razas en la política estadounidense y en estas elecciones. En Nevada era importante el voto hispano. Éste parece decantarse más por la señora Clinton, lo cual corresponde al saber convencional en los States: los hispanos y los negros no hacen buenas migas; y eso que muchos hispanos son negros. Hispanos y mujeres fundamentalmente, han llevado a la señora Clinton a la victoria. El tercer puesto del izquierdista Edwards, con 3,8% no merece comentario. Edwards espera ganar en Carolina del Sur, que es el estado en el que nació y que ya ganó en primarias en 2004 .
Eso será la semana que viene. Para entonces, los dos candidatos demócratas principales, la señora Clinton y el señor Obama continuarán poniéndose mutuamente a bajar de un burro, aunque asegurando que es el otro el que lo hace. En New Hampshire ya vimos de lo que son capaces los Clinton/Clanton. Aquí, en Nevada, hemos visto al señor Obama, cuyo equipo pagó un anuncio en español en todas las emisoras del Estado denunciando que Mrs. Clinton no se ocupa de los hispanos.
En el campo republicano, Mitt Romney, el millonario mormón se lleva el caucus de Nevada y John McCain gana en Carolina del Sur. Los delegados de Romney en Nevada están por determinar; McCain en Carolina del Sur se los queda todos porque es sistema mayoritario. Por cierto, aquí en Carolina del Sur, con muchos conservadores y un buen porcentaje de evangélicos, el señor Huckabee pensaba tener posibilidades y, en efecto, con 29,6% del voto, se ha quedado a 3,6 puntos porcentuales del 33,2% del ganador, señor McCain. Como es sistema mayoritario, da igual ser el segundo que el cuarto pues a ninguno corresponde nada, pero resulta alarmante que tenga posibilidades de salir un integrista. Hemos estado ocho años con un presidente, George W. Bush, que dice que Dios le habla, para pasar a estar con un baptista que será quien hable a Dios y hasta le dé órdenes.
La idea de que el mundo pueda estar regido por la voluntad de un fanático preocupa; un fanático que cree a pies juntillas en el relato de la Biblia sobre la creación y lo de la costilla de Adán. Claro que ya ha estado ocho años gobernado por otro que cree lo mismo. Es curioso, qué gran importancia tiene la religión en la política estadounidense. La separación entre las iglesias y el Estado es radical, pero la fe es un elemento esencial en las elecciones presidenciales. La fe, dice Huckabee, "no me condiciona; la fe me define". Cada vez que uno de estos habla así, puede pasar cualquier cosa.
(La imagen, Aurora borealis, de Frederick Edwin Church, 1865. Church fue un gran paisajista y no sólo de los EEUU sino del mundo entero).