dimecres, 12 de desembre del 2007

Rechinando los dientes.

La última oleada del Estudio General de Medios ha caído como la lluvia de fuego sobre Sodoma y Gomorra. Según parece, ayer bramaba por los micrófonos de la COPE el señor Jiménez Losantos que era un primor. Como el EGM registraba una caída de audiencia de la emisora de los obispos al tiempo que la supremacía indiscutible de la odiada SER y el temido cuanto rápido avance de Onda Cero, don Federico pedía romper con el EGM, cueva de manipuladores liberticidas, echarse al monte, acabar con toda medición de audiencias. Muy típico: si no te va bien la partida, derribas el tablero de un puntapié y generalizas la sospecha y la infamia, para que nadie sepa ya a qué atenerse y los matones puedan seguir atemorizando al personal en el barrio como si fueran alguien. Su periódico, Libertad Digital despachaba la noticia del considerable descenso de audiencia de su programa así: El EGM castiga a La Mañana de la COPE con 200.000 oyentes menos, castigo, claro por orden del Gobierno; faltaría más. No me extraña que el señor Jiménez Losantos no quiera ver la razón real de la desbandada; le va mucho en ello y su estilo no es de los que se acomodan con facilidad. Lo extraño es que no lo vean los obispos, que van de capa caída con estos elementos en las ondas, como se echará de ver cuando las empresas que insertan publicidad en su emisora empiecen a dejar de hacerlo.

Algo parecido sucede con la prensa escrita. El Mundo retrocede sensiblemente, mientras que aumenta las distancias con El País. Tampoco es tan raro: eso de querer engañar a la gente pasando como prensa seria y respetable un panfleto dedicado a contar fábulas sobre un proceso judicial en marcha tiene un techo. Como era de esperar. En una sociedad libre un puede hacer negocios mintiendo, engañando, difamando, pero no dura y, al final, la verdad prevalece. No estoy diciendo que haya una posición política que sea verdad y otra que sea mentira sino que valerse de la mentira y el chanchullo para sostener un criterio, el que sea, es siempre condenable y, además, fracasa. Y este es el único camino para que los sujetos faltos de escrúpulos que presentan una hoja llena de falsedades y patrañas como prensa seria se lo piensen dos veces en el futuro antes de seguir por la vía de prensa amarilla de partido. Que es lo que es El Mundo.

La lectura de los malos resultados de El Mundo y la COPE no se acaba aquí, sino que tiene una interesante extrapolación: estos dos medios han sido, al alimón, la punta de lanza del partido de la oposición, han sido sus órganos mediáticos hasta el extremo de que, como se sabe, El Mundo accedió a publicar una noticia falsa para que el PP pudiera recusar a tres magistrados del Tribunal Constitucional apoyándose en ella de un modo que el propio Tribunal ha considerado casi fraudulento. Siendo esto así, las caídas de audiencia de El Mundo y la COPE son presagios de los malos resultados electorales que va a obtener el partido al que ambos medios apoyan, jalean, asesoran, advierten y sirven. Por cierto, si miran el gráfico de la derecha, echen una ojeada al vertiginoso ascenso de los diarios gratuitos, especialmente el 20 Minutos. Símbolo de una época.

Y, ya que estamos, el EGM trae las estadísticas del uso de internet en España que son muy interesantes. Entre el veinte y el cuarenta por ciento de los españoles somos internautas. La horquilla, muy significativa, según que lo que se le pregunte a la gente es si la conexión fue en el último mes o ayer. La media que propongo no es mucho, pero vamos creciendo. Merece la pena ver el desglose por sexos. En los últimos diez años, el uso de la red se ha feminizado en España pues desde una proporción hombres/mujeres en 1997 de 77%/23% hemos pasado a otra en 2007 de 57'1%/42,9%, todavía sin alcanzar el fifty/fifty, aunque es obvio que se conseguirá en muy poco tiempo. Además, la red en España es una cuestión de jóvenes. Si los ciudadanos de cero a 35 años son menos del cincuenta por ciento de la población, su uso de internet asciende al 79,9% del total. La otra más de la mitad de la población española sólo accede a la red en un 21,1 %. El EGM trae información sobre otros asuntos no menos pertinente, por ejemplo, el desglose de los usuarios de internet por clase social. No sonará a milagro avertir que internet es un asunto de clases medias, las más proclives a integrar en su cultura este nuevo medio.

Igualmente es curioso que prácticamente el noventa por ciento de los usuarios acceden la red desde sus domicilios. Es la mejor propaganda que cabe hacer de la informatización de todas las industrias: que con internet cada vez es más posible trabajar desde casa, que ése sí que va a ser un ahorro de bigotes para el cambio climático: cuando nos ahorremos millones de desplazamientos al día, el café con pincho tortilla de media mañana, infinidad de almuerzos de trabajo, centenares de miles de desplazamientos para las invitables reuniones, etc. ¿Qué más puede pedirse?.

El futuro está en internet.