Según el barómetro del Instituto Elcano, los españoles otorgan al señor Chávez la puntuación más baja de todos los dirigentes internacionales de renombre. Al mismo tiempo, dan una puntuación altísima a Venezuela, sólo segunda a la que conceden a Alemania. Esta discordancia es un ejemplo luminoso de cómo la gente no traga la demagogia chavista que convierte sus percances personales en agravios a la nación exactamente igual que Franco decía que cuando alguien se metía con él estaba insultando a España.
Es ya patente que el señor Chávez no va a conseguir diculpa ninguna del Rey que hizo muy requetebién mandándolo callar por atorrante insoportable y por no dejar hablar ni escuchar a los demás. Si la consiguiera, el Rey iría en contra del parecer de la mayoría de los españoles y eso hay que dejárselo a Aznar o a Chávez que ya dice que volverá a presentar el plan de reforma de la Constitución que la mayoría le rechazó hace unos días.