dimarts, 6 de febrer del 2007

El agujero del Irak.

El señor Bush ha presentado el proyecto de presupuestos para 2008 que totalizan la astronómica cifra de 2,9 billones de dólares, de los cuales, 481.000 millones son para el Ministerio de Defensa, cuyo presupuesto ha crecido en un 62% desde 2001, según dice el New York Times y un 21% sólo en el último año, según el Washington Post.

(La imagen: soldados que vuelven a los EEUU en ataúdes, procedente de la página No more Bush)

Aunque todavía haya dos ministerios que superan en asignación al de Defensa (Salud y Servicios Humanitarios, con 700.000 millones y Seguridad Social, con 656.000), los presupuestos son claramente antisociales, pues prevén una reducción del gasto en los programas de asistencia sanitaria (Medicare y Medicaid) en los próximos cinco años de 101.000 millones de dólares.

Sólo la guerra del Irak y la lucha contra el terrorismo supondrán 170.000 millones de dólares en 2007 y 145.000 en 2008. En conjunto, esta guerra inicua ha costado ya 745.000 millones de dólares desde 2001, esto es, más que la de Vietnam, según el Frankfurter Rundschau.

En los años 90, con el fin de la guerra fría, se hizo mucha propaganda acerca del llamado dividendo de la paz, esto es, la bonanza que iba a caer sobre el mundo entero al reducirse drásticamente los gastos militares. La Oficina Presupuestaria del Congreso de los EEUU vaticinaba en el año 2000 que el presupuesto del país tendría un superavit de 5,6 billones de dólares entre 2001 y 2011. Vino entonces la guerra del Irak y los EEUU han tenido los déficit presupuestarios más gigantescos de su historia, culminando con los 413.000 millones de dólares de 2004, reducidos este año a 248.000 millones.

Al presentar sus cuentas para el año que viene, el señor Bush afirmaba que habrá equilibrio prsupuestario para el año 2012, cuando se conseguirá, según parece, enjugar el déficit espantoso que él mismo ha generado con su decisión (compartida por su ordenanza Blair y su valet de chambre, Aznar) de ir a una guerra que ha enriquecido a sus amigos, los grandes empresarios estadounidenses, empobrecido al mundo entero y arruinado al Irak.

Por cierto, parece que esta bochornosa aventura imperialista, conjuntamente con sus oscuros manejos en los asuntos de la venta de títulos de lord acabarán con el ya inexistente prestigio y la carrera política del señor Blair, a quien el Partido Laborista está buscando una salida discreta, quizá aprovechando que el público esté distraido con algún importante partido de fútbol. Lo fantástico es que el tercer responsable del crimen, aunque se trate de una responsabilidad "honorífica", el señor Aznar, siga dando lecciones de perspicacia y liderazgo políticos, al menos a sus incondicionales, y ocupando gran parte del espacio público con sus insidias y sus agresiones verbales.