Estoy empleando estas vacaciones en escribir un ensayo para un libro homenaje que vamos a ofrecer a Carlos Moya, quien acaba de jubilarse, si bien la Universidad ha tenido el acierto de conservarlo como emérito. Estoy escribiéndolo sobre el sempiterno tema de los intelectuales y el poder que da muchísimo juego.
Pero Zola no es el primer pensador que incide directamente en las relaciones de poder de su sociedad. Ni siquiera el primero que lo hace en nombre de la justicia, de la libertad, por una causa noble. Más de cien años antes, Voltaire (Écrasez l'infâme!) había hecho lo mismo, de modo permanente, a lo largo de toda su vida, una lucha en contra de la superstición, en pro de la razón, de la libertad, de la tolerancia. Y unos 200 antes, Giordano Bruno, un típico intelectual al gusto de hoy (aunque monje ocasional) pagaba en la hoguera su afición a contradecir al mando, fuera católico o calvinista. De hecho, el término "clérigo" fue hasta muy recientemente sinónimo de "intelectual", no tanto en España, donde hay más Gerundios de Campazas (a) "Zotes" entre los clérigos que padres Islas, pero sí en Francia, como se prueba por el título de la célebre obra de Julien Benda, La trahison des clercs, en la que el autor criticaba a los intelectuales que hubieran traicionado lo que él creía que era su misión cosmopolita esencial, haciéndose nacionalistas.
En realidad, todas las doctrinas tienen sus intelectuales "orgánicos", esto es, gentes especializadas en demostrar la verdad de aquellas. Lukacs era un intelectual encargado de legitimar el comunismo, como Giovanni Gentile lo era de legitimar el fascismo. Es más, probablemente haya más intelectuales dedicados a justificar el poder (el que sea) que a criticarlo; porque, además, muchas veces lo critican sólo para sustituirlo por otro. Lo que verdaderamente priva a los intelectuales en todo tiempo y lugar es decirles a los poderosos lo que que tienen que hacer. Su soberbia los induce a pensar que tienen poder sobre los que tienen poder (un rizo muy típico de intelectual, que no solo quiere saber, sino saber sobre el saber), cuando generalmente no pasan de ser sus bufones. Recuérdese cómo hasta un filósofo tan profundo como Platón cayó en la infantil trampa de la vanidad y a punto estuvo de terminar sus días como esclavo cuando se le ocurrió ir a dar unos consejos al tirano Dionisio de Siracusa.
No voy a seguir por aquí porque, aunque parezca mentira, este post estaba destinado solamente a preguntar por lxs intelectuales españolxs en esta hora de máxima frustración social, con el fin de una esperanza que se había asentado ya casi como una seguridad. Todxs esxs intelectuales españolxs que predican la filosofía práctica desde las columnas de los periódicos, las ondas de la radio, las imágenes de la tele, ¿que se fizieron? Lxs había furibundamente en contra del proceso de paz, prácticamente dispuestxs a liarse a tiros ellxs mismxs, para impedir que se consumara tamaña afrenta a la nación española; lxs había seducidxs por la idea de un rosado futuro de paz, contando con una solución en ciernes que convertiría en hermanos a los que habían estado enfrentados a muerte; y también intermedixs muy preocupadxs con el curso de los acontecimientos. Entonces estaban en todas partes, hablaban en todos los foros y escribían en todos los papeles que veían la luz y hasta en los que no la veían, pues también escribían informes confidenciales, material clasificado. Ahora sería muy interesante escuchar las explicaciones que los doctrinarios dan de esta ruptura del alto el fuego que sume a los españoles en una situación de perplejidad, exactamente cuando la gente más agradece la aparición de referentes o guías sociales. Que tenemos a la grey sin pastor.
(Las imágenes son grabados de fines del XVI que representan a algunas de las principales figuras de la Commedia dell'arte, esto es, Arlequín, Pantalone, Colombina y Polichinela).