dilluns, 8 de gener del 2007

Juventud.

El País de ayer traía una magnífica carta de una joven, Ana Crespo Rosón, de Madrid. Ya se sabe que, en ocasiones, las cartas de lxs lectorxs son lo más interesante de un periódico. Ésta es una de ellas. La transcribo:

"He leído en la versión digital del día 3 de enero un comentario a su editorial en el que una lectora lamentaba que este país esté condenado a vivir una guerra civil cada siglo y que haya personas que aviven las ascuas para que esto ocurra. Quería contestar a esta persona y a las muchas que opinan igual que eso no es muy probable que pase. Los jóvenes, en la actualidad, somos muy diferentes de los de la España del 36. Tenemos más cultura, más estudios y comodidad en nuestras vidas. Conocemos lo que pasó porque nos lo han contado nuestros abuelos, padres y las personas que luchan por la memoria histórica. Queremos recordar lo que pasó, pero no para enfrentarnos con los "otros", sino porque es necesario para comprender qué está pasando ahora.
Nos hemos manifestado en contra de guerras en países lejanos, contra las bases militares y pruebas nucleares. Gracias a la gente de mi generación y su lucha contra los señores de la guerra se eliminó hace unos años la obligatoriedad del servicio militar. Estos chicos que no quisieron aprender cómo se mata y destruye una sociedad dudo mucho de que estén dispuestos a someterse a una disciplina militar ni a coger un fusil para disparar contra su vecino.
Somos la generación del no: no a la guerra, no a la represión, no a la manipulación y no al miedo."
Sí, señora. "No al miedo", que sigue siendo el sentimiento más generalizado en nuestro país, el que un puñado de criminales sublevados contra un gobierno legitimo inculcó a base de represión y terror, con la ayuda de la Iglesia, a las generaciones anteriores, las de lxs abuelxs y padres de Ana: miedo a que vuelvan lxs de siempre; miedo a llamar a las cosas por su nombre, no vengan lxs dela España eterna a limpiarla de la escoria masona y pacifista; miedo a manifestarte distintx por si te cae un paquete; miedo a la libertad, siempre confundida con el libertinaje; miedo a hacerte oír por el temor a las represalias en la universidad, el tajo o las organizaciones sociales; miedo a recordar, por si se enfadan los sujetos que hablan de no reabrir las heridas que ellxs causaron y jamás cicatrizaron porque ellxs no quisieron.

Una juventud libre de miedo es lo más hermoso que puede tener un país.

(Imagen, Odilon Redon, Ícaro)