dilluns, 6 de novembre del 2006

EL TRIUNVIRATO.

Está bien que el gobierno de Cataluña sea una tríada, una troika, una terna. Supongo que su libro de cabecera será El lenguaje de las trilogías, de Eulalio Ferrer. Las ternas son muy importantes en nuestra visión de las cosas: la religión cristiana es trinitaria, pues Dios es uno y trino, como Carlos I, símbolo de la monarquía más absoluta, en el retrato de Van Dyck a la izquierda. Los progres adoran a su vez las ternas hegelianas, sin las cuales no existiría la famosa Aufhebung. Hasta Franco gustaba de las ternas; por ternas había que presentarle a los candidatos para que él eligiera obispos o presidentes del gobierno.

La organización política típica de la terna es el triunvirato. De los dos famosos de Roma, el primero me cae más simpático: Pompeyo es algo bombástico, como el señor Carod Rovira, Craso más pegado a la tierra, como el señor Saura y Julio César, frío calculador y alopécico, como el señor Montilla.

Esta venerable forma clásica del triunvirato convive con el hecho posmoderno de que Esquerra Republicana de Catalunya pase a gestionar el gobierno de una comunidad que se rige por un Estatuto en contra del cual votó. Supongo que el punto 1º del programa de ERC será reformar el Estatuto. Fíate de la reforma para 25 años. Como posmoderno es que entren en el gobierno los tres capi de las respectivas facciones, cuando lo habitual es que, quienes no ostenten la jefatura del consejo, envíen segundos espadas al desempeño de funciones subordinadas muy importantes, sí, pero subordinadas. Sólo este dato augura consejos de govern muy movidos y muy noticiables; el jardín del edén de los medios.

Por lo demás, el triunvirato encuentra su réplica en la tríada de diputados del partido Ciutadans, que podrá hacer y hasta escenificar un "triunvirato en la sombra", muy en su estilo un poco de commedia dell'arte.