Aquí tenemos, amables lectores, al gallardo paladín, Pedro Sánchez, al que pronto llamarán "el de las mercedes", con la alforja llena de millones prometidos o promesas millonarias para Catalunya, todas incumplidas hace doce años. Hay que tapar la boca a los independentistas con dinero y nada más que con dinero. Son catalanes, ¿no? pues en los PGE en Catalunya solo se habla de números y no de quimeras, tipo autodeterminación.
De números hablan los PGE, pero hablan mal. O esa impresión dan. Los del PP votarán en contra porque, al parecer, las mercedes estrangularán a Catalunya. Algo hay que decir para vestir de económico un "no político"
Más grave es el sobrevenido "no" de Podemos que pende como la espada de Damocles sobre el infeliz Sánchez, amargándole el condumio y obligándole a considerar unas elecciones anticipadas. Los PGE socialistas son sociales, sí, pero no lo bastante sociales. Algo hay que decir también y con parecido motivo. .
Como el "no" de C's está asegurado, los partidarios de la aprobación en el independentismo pueden encontrarse en la desagradable situación de que su voto sea inútil pero la intención les haya salido muy cara en términos de imagen. Esa intención equivale a aprobar los PGE porque sí, ya que, a pesar de todo, pueden no salir.
Porque sí, no, echa una mano El País, siempre leal colaborador, sino porque aumentan el gasto social, pese a la ralentización de la economía, que es tocar la melodía del jefe y marcar el paso con él. Claro que no parece haber ingresos suficientes sino que estos, dictamina Público, están en el aire. Los castillos en el aire, viejos conocidos en España a la hora de vender peplas. Tan conocidos que los franceses los llaman chateaux en Espagne.
El gobierno no tiene presupuestos ni modo de conseguirlos mientras no aborde políticamente la cuestión catalana. Por si alguien no se ha dado cuenta, la cuestión catalana es europea. La tendencia VOX no es viable en Europa.
En ese campo, el Consell per la República es un instrumento esencial por la obvia proyección exterior. La decisión de permitir el debate sobre el presupuesto es de cortesía elemental. Así se puede escuchar que si de números se trata, la Generalitat cifra la deuda en 10.000.000.000 de euros, que lo cortés no quita lo valiente.
Pero no se trata de números. No es el huevo. Es el fuero. Es el derecho de autodeterminación.
O se aborda la cuestión con un pacto político o no hay solución.