dissabte, 22 de desembre del 2018

La lucha continúa

El gobierno puede decir lo que quiera. Suele hacerlo y lo que habitualmente dice tiene una relación tangencial con la realidad. Y eso si, además, no es un insulto a la inteligencia, como hacía el corrupto gobierno anterior, apoyado en un partido de ladrones que hace tiempo debiera estar ilegalizado. Con los socialistas, el gobierno ya no insulta tan groseramente el sentido común y la decencia de las personas, pero sigue alejado de la realidad y mecido en los exabruptos de sus ministros más cerriles como Borrell y Calvo y las sinsorgadas de las más refinadas Batet y Celáa.

Es para morirse de risa. "El diálogo ha dado sus frutos", dice una de ellas tan oronda y ajena a la realidad evidente. En siete meses no ha habido diálogo alguno. Ni siquiera el día del consejillo del Virreino. No ha habido más que las barbaridades de Borrell y las mentecateces de Calvo. Y, lógicamente, tampoco ha habido fruto ninguno.

Porque no creo que nadie con algo de sensibilidad llame "frutos" al hecho de que toda Barcelona, toda Catalunya se movilizara ayer contra el gobierno español en concreto y España en general. Movilización pacífica y cívica, como siempre; de forma respetuosa y democrática, como siempre; sin responder a las provocaciones de los policías de paisano, de civil y de eclesiástico, como siempre. Y todo para decir al gobierno de los colonos españoles que no los queremos en Catalunya; para decir a sus fuerzas de represión que se vayan de Catalunya; para decir a sus cagatintas, intelectuales y periodistas y sus marujas magacineras de la telebasura que no hay quien los soporte en Catalunya.

Llaman frutos a las misérrimas, cobardes y demagógicas medidas aprobadas ayer por el gobierno de colonos. Asustados, tragando saliva, los ministrines y ministrinas condenaron (o algo así de celestial) el "juicio" al presidente Companys. Dentro de otros ochenta años, a lo mejor se atreven a anular de una vez todos los asesinatos "judiciales" y extrajudiciales del franquismo, régimen de delincuentes genocidas y, de paso, a ilegalizar todas las formaciones franquistas y fascistas que hay en España, la Fundación Francisco Franco, la FAEs, el PP, C's, Vox, etc. 

En el apartado chantajes fallidos se apuntan como un mérito la subida del SMI y la de los funcionarios. Las dos de justicia, debidas, y que se podrían haber aprobado también por decreto-ley en la Moncloa, sin necesidad de venir a Barcelona a hacer el ridículo y el perdonavidas a un coste tremendo para el erario.

La decisión de rebautizar el Prat como aeropuerto Tarradellas es tan representativa del carácter colonial y abusivo de estos ignorantes que mueve a risa. Nadie, al parecer, les ha dicho que, antes de cambiar ese nombre, habría que preguntar a los catalanes. A ellos, acostumbrados a tratar a los gobernados como bestias de carga, ni se les ocurrió. Y hay más: está el nombre en concreto, el de Tarradellas. Tampoco tienen ni idea de qué impacto tiene hoy ese nombre en Catalunya. Solo saben que va parejo en la historia con el de Suárez y como, en el fondo, estos socialistas son todos falangistas estilo Suárez, les pareció de cine. Y, claro, la han fastidiado. Sugiero una moción parlamentaria catalana para devolver al Prat su nombre.

Todos estos "frutos" del "diálogo" se vieron coronados con una reflexión teórica de la ministra Batet en la rueda de prensa que demuestra un grado insólito de ignorancia y autoritarismo a partes iguales. Según esta genio -y no es la primera vez que lo dice- el derecho de autodeterminación no existe porque ninguna norma jurídica lo reconoce. Es la concepción reaccionaria del derecho que anida en la mentalidad fascista de la ministra, según la cual solo es legal lo que está expresamente permitido, frente a la concepción liberal y progresista, según la cual es legal todo lo que no esté expresamente prohibido. Doctrina no solamente reaccionaria sino profundamente errónea ya que, con ella en la mano, el mundo no conocería derecho alguno. Ni siquiera el de la ministra Batet a decir tonterías, cosa que quizá fuera de agradecer.

A la vista de esta ejecutoria de logros, más parecidos a fracasos que a triunfos, hace bien la consellera Artadi en concluir que, para ese viaje, no hacían falta alforjas y que podían haberse quedado en Madrid y ahorrarnos a todos el coste del viaje. Pero en algo estará, espero, de acuerdo Artadi: por fin se ha enterado esta basca socialista de que todas sus patrañas sobre Catalunya son de risa. Catalunya no está fracturada, ni dividida, ni enfrentada y en ella no hay más violencia que la que traéis vosotros con vuestros policías y vuestros aliados fascistas de ultraesto, ultralootro, societat civil catalana, viva el Caudillo, Vox y semejante ralea con la que se mafiestan Iceta, Borrell y otros catalanes catalanófobos. Algo es algo.

Aunque, pensándolo bien, el viaje del gobierno y los cuatro vagidos temerosos que ha dado en Barcelona quizá hayan servido para manifestar la unidad de destino en lo universal de la extrema derecha que ha empezado a ladrar sin haber concluido la jornada: PP, FAES, C's, Vox y añadidos franquistas, falangistas, opusdeístas etc andan pidiendo medidas duras contra CataluÑÑÑÑa: 155, estados de excepción, alarma y sitio, ilegalización de todo dios, intervención, supresión de la autonomía.

Es el momento de proceder a la ilegalización de toda esta basura. 

Hacedlo de una vez si queréis recuperar algo de crédito. Criminales, ladrones y demagogos de esta ralea deben estar en la cárcel. 

Entonces podría empezar a hablarse de normalidad.