dimecres, 21 de novembre del 2018

Ups and downs

Si, como imagino, el término whatsapp es un feliz neologismo combinativo típico del inglés mezclando what's up con application el whatsapp de Cosidó es un deep down. Es una confesión paladina de la tramoya judicial. Y es igual de demoledor que el famoso SMS de M. Rajoy, el de los sobresueldos, a Bárcenas. Pero Rajoy era Rajoy y este, en cambio, es un minguillo al que ya le habrá caído un ¡agua va! sin previo aviso. Vamos, que le buscan una canonjía en Europa.

Y, sin embargo, lo gordo aquí no está el whatsapp, que solo enuncia lo que todo el mundo está viendo: que quieren poner a Marchena porque es su hombre y viene siéndolo de años atrás, a plena satisfacción de sus favorecedores con conferencias y promociones. Porque esa martingala acabaría saliendo en la ridícula astracanada  que PP y PSOE han perpetrado para tapar la que han montado en la cúpula judicial antes de que toda la farsa reviente.

Lo gordo de Cosidó no son los ups, sino los downs y deep downs. Un juez procesa al jefe de la policía política del ministerio del interior. Sí, en efecto, estos (presuntamente, claro) habían montado una policía política. El ministro del Interior y el director general de la policía presuntamente tenían un operativo político contra sus adversarios con su propia policía. Policía que presuntamente robaba documentos (o los fabricaba) incriminatorios de esos adversarios y los hacía valer en el proceso a base de mentir. También presuntamente (¡cómo me acuerdo de que en portugués "jamón" se dice "presunto"!) los suministraban a los medios afines para grandes exclusivas.

Es célebre la cínica justificación de Felipe González de que "el Estado de derecho también se defiende en las alcantarillas" que estos han mejorado con un retruécano: "las alcantarillas también se defienden en un Estado de derecho". Cuando esta pareja, Fernández Díaz/Cosidó empezó a fucionar, Palinuro aventuró que tenía un punto de psicopatía. Voilà! : un ministerio del Interior dedicado a organizar la delincuencia con ayuda de policías, fiscales, jueces, periodistas y políticos.

Es la ruptura misma del contrato social, pues los ciudadanos no temen al poder por justo, sino por injusto.

Eso no se puede resumir en un whatsapp. El whatsapp es el tapón del orinal.