dimarts, 3 de juliol del 2018

Listas de país

Pues sí, la propuesta de primarias republicanas de la ANC "trastornan el independentismo". Normal. En todos los movimientos políticos democráticos, especialmente de esta envergadura, hay opiniones, criterios divergentes. Y es bueno que se debatan en público cuanto más mejor antes de tomar alguna decisión colectiva. 

La propuesta de la ANC apunta a campo de prueba de lista única para las municipales. Que sea a título defensivo o por afán de avanzar en la implementación de la República Catalana no es ahora decisivo. Ciertamente, se trata de hacer campaña republicana, de materializar el espíritu republicano. Eso casi va de suyo en Catalunya con mayoría republicana. Lo interesante y que mueve a polémica es la insistencia en la lista única, especie de prolegómeno de la lista de país. Es asunto serio, que merece consideración. Para ello, lo primero es dejar sentado que hay un país al que se puede representar con una lista única. 

Sin duda. La ANC y Ómnium ya tienen los dos millones y pico de fianza impuestos por el juez con amenaza de embargo en caso de impago y con verdadera saña. Una prueba tangible, contante y sonante del compromiso del pueblo con sus dirigentes. No todo el mundo reúne entre 700.000 y 800.000 euros que, junto a lo recaudado antes, proveerán al rescate de los encarcelados y exiliadas y lo hace en menos de cuarenta y ocho horas. Claro que se trata de un país. Porque esas cantidades se alcanzan mediante decenas de miles de pequeñas aportaciones. Un solo pueblo defendiendo a sus dirigentes democráticamente elegidos e injustamente encarcelados y exiliados y sin hacer distingos de si son de un partido u otro.

Además, ha comenzado el acercamiento de los presos políticos. Es insuficiente, pues lo justo sería liberarlos/las por entero, reconociendo su inocencia; pero es algo. Pues ni eso quería el bloque del 155 admitir, a pesar de que estaba obligado a hacerlo legalmente y no era un acto graciable. Y no ha sido una concesión sino el cumplimiento de una norma exigido por la República Catalana. 

Hay, pues, país y cabe representarlo mediante lista única o lista de país. Y no solo en las elecciones municipales sino también en las nacionales. Pero la propuesta no cuenta con universal aceptación. Y es lógico. Como también lo es que los partidarios de una u otra fórmula expongan y contrasten sus argumentos. Del lado de ERC se pretende conservar la identidad y una visión propia del procés y de su función en él. La CUP razona más o menos parecidamente, si bien lo deduzco pues no tengo constancia explícita. 

Sin duda, la parte "fea" de una lista única es la de que se trate de una amalgama, una fusión que tendrá un mando único y absorberá los matices de las distintas posiciones. Desde luego, la perspectiva de una lista única como puerta de entrada a un "partido único" es siniestra. No es de extrañar que sea El Español el que agite este espantajo del que podría llamarse PUI o Partido Único Independentista. Eso, en Catalunya, no lo quiere nadie; ni siquiera Puigdemont, a quien el citado periódico atribuye una pulsión bonapartista.

Entre otras cosas porque no solo hay una forma de lista de país. También hay otra que capitaliza la unidad y evita la fusión: una alianza electoral de partidos que se presentan por separado pero con un programa común. En definitiva, una repetición de las elecciones de 21 de diciembre pero con un compromiso programático explícito. Hay por tanto unidad de acción pero diferenciación en los resultados y también, como es natural, en las propuestas. A veces, las más enfadosas discusiones no pasan de ser cuestiones de nombres. 

La fórmula de la alianza electoral con compromiso (no una coalición electoral) presenta siempre el riesgo de que una de las listas, identificada con el presidente legítimo, acabe funcionando como lista de país y actuando como un sifón sobre las otras. Eso es inevitable en un proceso electoral en el que una de las partes simboliza valores suprapartidistas, de país, como ha acabado siendo el caso con Puigdemont. Si el exceso de liderazgo es un peligro en las alianzas electorales, en los partidos únicos es una realidad mortal.