Al margen de los aspectos penales y procesales y personales de este tremendo asunto de "La Manada", una pequeña observación sobre el mundo en el que vivimos los hombres. El mundo vital, que dicen los filósofos, un batiburrillo de hechos, palabras y pensamientos que desemboca en un mundo de fantasía.
Basta examinar el comportamiento de los cinco y los comentarios de todo tipo que ha hecho un sinfín de varones para detectar la presencia más o menos evidente de la fantasía más común entre los hombres, la de omnipotencia. Si es de origen infantil, anal, sádico, fetichista, etc., queda luego para los pormenores. El hecho es que los hombres vamos por la vida fantaseando omnipotencia, dominación, siempre parceladas, claro, pues las clases sociales se imponen a los atributos de la fiera.
Así que ahí está ese urinario en el hotel Marinela, de Sofia, en donde va a haber una reunión de alto nivel de la UE. Siempre que la noticia sea cierta y no una broma porque el tal hotel tiene unos cuartos de baño de lo más normal. O sea, que puede tratarse de uno de esos hoax. El otro día di por buena una noticia de El mundo today y tuve que soportar todo tipo de chanzas por ser un pánfilo, y con razón porque, decíame, donde las dan las toman.
Con respecto a esta noticia de los urinarios machistas a lo mejor no es cierta, pero podría serlo. Cosas peores se han visto. De lo que no cabe dudar es de que quienes hagan uso de los urinarios saldrán con la fantasía a reventar.
Pero en esto de la fantasía, aparecen cosas insólitas. Los mingitorios de Sofía recuerdan otro célebre, que muchos críticos consideran una de las obras de arte más importantes del siglo XX y que vio la luz hace ahora 101 años en Nueva York. Era uno de los "readymades" de Marcel Duchamp. Lo presentó a una exposición, pero no fue aceptado, a pesar de que la organización se llamaba "Artistas independientes" y se comprometía a exhibir todo lo presentado que hubiera pagado entrada. Sin embargo, La fuente, no.
Los urinarios de Sofía ganan al de Duchamp en colorido y fantasía de omnipotencia fálica. Pero lo que rompió el molde fue el readymade de Duchamp, rey del Dada, que, además, acto seguido desapareció. Parece que lo tiraron a la basura, no sin que antes lo fotografiara Alfred Stieglitz que, a su vez, perdió el negativo. Y sin embargo, ahí está, abriendo las revoluciones artísticas del siglo XX and beyond. Algo único. Por cierto, todas las fuentes que se ven por ahí en los museos, idénticas a esta, son todas originales. El urinario era tan célebre que Duchamp lo convirtió en un negocio y comenzó a autentificarlas a partir de 1950, como una especie de sacerdote que bautizara a sus propias criaturas. Todo readymades; producción en cadena de objetos únicos. Industrialización del artesanado con efluvios escatológicos.
Que en esto de las fantasías, los de Dada las tenían parnasianas.
Ustedes perdonen la fantasía divagatoria de Palinuro.
Que en esto de las fantasías, los de Dada las tenían parnasianas.
Ustedes perdonen la fantasía divagatoria de Palinuro.