diumenge, 1 d’abril del 2018

Mil novecientos ochenta y cuatro bis

Todo un reto adaptar al teatro 1984, de Orwell, una de las novelas más famosas de la segunda mitad del siglo XX, de las más citadas y traducidas. La que dio origen al adjetivo orwelliano, de uso común en política y comunicación y la que contiene numerosas expresiones también de uso corriente como "neolengua", "doblepensamiento", "policía del pensamiento", Big brother watches you "El Gran Hermano te vigila". Por cierto esta versión prefiere la traducción "Hermano mayor", lícito desde luego, pero con cierto tono patriarcal que el otro no tiene. Una novela centrada en la importancia de la lengua como vehículo de una comunicación orientada a la dominación totalitaria de la gente. Orwell, el periodista Eric Blair, encontró tiempo en su corta y atribulada existencia para reflexionar sobre la manipulación del lenguaje y la comunicación en el logro del ideal del tirano: la servidumbre voluntaria. Cosa que se consigue, entre otras cosas, mediante las consignas políticas del Ministerio de la Verdad del tipo de "la paz es la guerra" o la "verdad es la mentira". Ministerio de la Verdad; ministerio de Propaganda; ministerio de Información; ministerio de Cultura. 

El grupo Paradoja, en el teatro Galileo lo borda, con un montaje original, sobre todo en el acompañamiento musical, incorporado a la obra. Buena dirección de Carlos Martínez-Abarca.  Alberto Berzal, como Winston Smith es un Atlas que soporta la pieza entera y de un tirón. En un solo acto bastante largo de dos horas hay, sin embargo, dos cesuras que se hubieran podido aprovechar para descansar redistribuyendo tiempos. Porque la pieza se concentra en tres actos de hecho: 1) la presentación del contexto político militar mundial, Oceanía, Socialismo inglés, la guerra permanente; 2) la rebelión de Winston Smith y su relación amorosa con Julia; 3) la tortura de Winston a manos de O'Brien, del Partido Interior. 

Hay cierta desigualdad. Lo del contexto solo queda claro a quienes traigan conocimiento previo de 1984. La sociedad totalitaria es la franja inglesa deOceanía; Europa es enemiga. El regimen revolucionario del socialismo inglés es un calco de los totalitarismos hitleriano y estalinista. La manipulación es completa porque el régimen controla la memoria a base de reinterpretar empíricamente el pasado, falsificándolo cuando le interesa y borrando toda huella de la falsificación. El odio colectivo teledirigido al enemigo del pueblo, Emmanuel Goldstein (ojo a los nombres). Un régimen del que no es posible escapar .

La segunda parte narra la rebeldía de Winston Smith y Julia. El nombre es en sí mismo una especie de calembour. En 1948 (fecha de publicación del libro), Winston Churchill seguía siendo una figura señera. Añadirle el apellido Smith, uno de los más frecuentes en Inglaterra, sugería una idea soterrada: el héroe es el hombre de la calle, el que sigue su conciencia, su criterio de que dos y dos son cuatro, no cinco, como dice el partido, el que se enamora. Todo muy cierto, pero le sobra un buen trozo. 

El es el trozo de la historia de Orwell que más acusa la influencia de Darkness at Noon, de Arthur Koestler (aquí traducida como El cero y el infinito), que era amigo suyo. Koestler había vivido los procesos de Moscú de 1934, 1936 y 1938 y su novela  refleja el impacto que le produjeron las confesiones de los acusados. Rubachof, el protagonista, podía ser Trotsky (no juzgado), Bujarin, Rakovsky o cualquier otro bolchevique, según el propio Orwell. Esta última parte está sobreactuada, con demasiado electroshock, cuando lo verdaderamente interesante es el proceso intelectual, mental, por el que el protagonista acaba haciendo lo que acaba haciendo (spoilfree). Como Rubachof.

En los diálogos hay una referencia al "último hombre en Europa". En efecto, es el título que llevaba 1984 cuando llegó a la mesa del editor y este quien cambió el título por la fecha. Estaba bautizando, parece que al azar, por una caprichosa alteración de dígitos, una de las novelas más famosas del siglo XX, de la que se ha dicho que lo ha retratado. Que cuenta, además de esta adaptación teatral, con una película estrenada, evidentemente, en 1984 con ese título y hasta una novela, esto es una novela sobre la novela 1984, pero titulada The Last Man in Europe  de Dennis Glover y publicada el año pasado.

1984 llegó, y se quedó.