Acostumbrado a negar, Rajoy niega también un plan B, siendo obvio que hay A, B, C y los que hagan falta. Y no solo para después de las elecciones sino también para antes y durante. El país está gobernado por un grupo de personas que, así como no tuvieron reparos en tejer una red de corrupción generalizada, tampoco los tienen para incumplir lo dicho o hacer lo contrario. Un grupo movido por una supuesta "brigada Aranzadi" a las órdenes de la vicepresidenta, capaz de incendiarlo con sus ocurrencias.
El gobierno no tiene otro objetivo que mantenerse en el poder y aforado. Para ello aplica una política beligerante con Cataluña que le sirve de pantalla para ocultar su implicación en la trama Gürtel, no solo política, sino penal. Piensa, además, y con razón según parece, que esa política le hará ganar votos en España. Todo lo que sea ir contra Cataluña da votos en España. Y ese es, incidentalmente, el problemón que tiene la "verdadera" izquierda de Podemos, pues o se suma al griterío nacional español o se da el batacazo electoral que también tiene garantizado en Cataluña.
Es posible, hasta probable, que unas elecciones den nueva mayoría a la derecha (PP y C's). Eso quizá sirva para paliar o resolver los problemas del PP.
No así los de España. Todo lo contrario.