Que el PP no es un partido político sino algo más parecido a una banda, una asociación de malhechores lo sabe ya todo el mundo en España, incluidos los jueces que son quienes han enunciado estas categorías. No hace falta mayor elaboración. Los peperos están en política básicamente para robar y enriquecerse a costa del erario. Han arruinado y hundido el país con sus corrupciones, malversaciones y saqueos y eso está a la vista pública, incluida la de quienes los votan. Si todavía no están todos en la cárcel –que es donde debieran- se explica por una serie de factores que consideraremos continuación.
La actitud general de la banda es hacer una cosa y decir la contraria con absoluto descaro y, por lo general, insultando a quien lo duda o berreando directamente, como suele hacer Celia Villalobos. O con la chulería de matón que se gasta el portavoz , Rafael Hernando, o la arrogancia y desprecio de que hace uso el Sobresueldos en sus casi inexistentes comparecencias parlamentarias. Estas son un buen indicador de hasta qué punto son capaces de mentir unas gentes que, robando a mansalva los fondos públicos dicen que “no están en política por dinero” cuando no están por otra cosa. Según el Sobresueldos, ha comparecido en el Parlamento siempre que se le ha pedido. Una de sus desvergonzadas trolas: lo ha hecho dos veces en seis años y ha sido necesario arrastrarlo para que cumpla.
Por eso es incomprensible que la oposición no solo no denuncie la sarta de embustes y mentiras que el personaje soltó en sede parlamentaria, sino que se deje maltratar de palabra por un chulo que no merece respeto alguno. Si los partidos de izquierda no quieren pasar por dos asociaciones de cobardes que se encogen ante un vulgar perdonavidas cobrador de sobresueldos en negro, deben ir al juez y presentar la correspondiente querella contra Rajoy por perjuro, por haber mentido en la Audiencia Nacional sobre si conocía o no los aspectos económicos de la financiación ilegal de su partido. Y deben hacerlo cuanto antes, salvo que quieran sentar plaza de cómplices.
Si esta obligada querella prospera o no es altamente problemático por cuanto la banda de ladrones, a fuerza de corromperlo todo, también ha corrompido la administración de justicia. Promoción de jueces amigos, incluso por medios ilícitos, aislamiento de los jueces profesionales, cuando no persecución de estos, injerencia permanente en el ministerio fiscal, obstaculización sistemática de los procesos judiciales, ocultación y destrucción de pruebas, falsificaciones de todo tipo, etc., etc. Un panorama propio de la cosa nostra y la mafia, que son las formas de organización del PP. Y justamente, cuanto más interfiere en la justicia, más declama estar colaborando con ella. Esta situación de corrupción de lo judicial a manos de los malhechores queda clara cuando se lee a la vicepresidenta del gobierno diciendo que el Tribunal Constitucional anulará la Ley catalana del referéndum en cuanto se presente. Un sistema político en el que los tribunales reciben las órdenes del gobierno es una dictadura.
La Ratita Hacendosa presume de formación jurídica. La misma que la de los juristas fascistas o soviéticos: el derecho al servicio del poder. Mientras, se habla por los codos de Estado de derecho con la voz engolada, como si estos franquistas tuvieran la menor idea de él.
Y así es todo. Afirma el gobierno y la banda que lo sostiene que en España hay libertad de expresión, cuando la realidad dice lo contrario y los organismos internacionales de estudio de crédito de los medios dicen que los españoles son unos de los menos creíbles del mundo. Por cierto, va siendo hora advertir que esta mentira es sostenida por los otros partidos dinásticos que mantienen relaciones clientelares con algunos otros medios, singularmente el PSOE con El País y Podemos con Público y la Sexta. Proceden con estos medios lo mismo que el PP con los suyos públicos y privados: propaganda a favor de su partido y censura, manipulación y tergiversación sobre los demás.
Lo primero que hizo el Sobresueldos al ganar las elecciones de 2011 fue cambiar la Ley de Televisión de Zapatero (que exigía una mayoría muy cualificada para nombrar director del medio) a fin de nombrar a dedo a quien le diera la gana. Exactamente lo que ha venido haciendo desde entonces: al frente RTVE auténticos esbirros a sueldo del PP, capaces de las mayores bajezas para contentar al jefe que para eso paga. Y eso mientras se dice con la mayor desvergüenza que la información es libre en España.
Como se dice que aumenta el empleo y su calidad cuando a la vista está que es al revés.
Como se dice que estamos saliendo de la crisis y es una evidente, palmaria, mentira.
Igual que se dice que el gobierno lucha contra la corrupción cuando la corrupción es el gobierno.
El PP emplea los dineros públicos como si fueran suyos en subvencionar los medios privados partidarios de su política y comprar periodistas dispuestos a mentir, difamar, calumniar y, en general, ladrar y rebuznar al servicio del amo a cambio de suculentas pagas que salen directamente del bolsillo del contribuyente. Columnistas, tertulianos, presentadores, locutores, toda una recua de mercenarios de la pluma y la palabra, llenando el foro público de basura, insultos, demagogia y pura estupidez.
Tal es el rasgo más característicos de estos corruptos: que engañan a la gente con su propio dinero. Considérense medios como la COPE y TreceTV, financiados por la iglesia con el dinero de todos los contribuyentes y que se dedican a mentir e insultar a quienes no comulgamos (nunca mejor dicho) con sus cuentos y suspersticiones
A veces los periodistas al servicio de la banda tratan de hacer méritos propios para agradar más al amo y, seguramente, tener mejor trato en el reparto de los fondos robados. En estas fechas se ha hecho celebre el intento de Enric Hernández, director de El Periódico y hombre literalmente al servicio del unionismo facha y su vicefranquita, Sáenz de Santamaría. El tal Hernández parece haberse inventado un comunicado de una supuesta CIA en el que se avisaba a los Mossos del atentado de la Rambla. La finalidad probablemente era poder acusarlos de negligencia frente al terrorismo o, incluso, de complicidad. Y, de paso, boicotear cuanto se pueda el proceso independentista, que para eso el gobierno subvenciona su panfleto con dineros robados a los contribuyentes
Ignoro si Hernández dimitirá o no. Como periodista pepero ni se le pasará por la cabeza, supuesto que la tenga. Al contrario, dará una conferencia sobre la libertad de prensa y la deontología profesional del periodismo. Es lo habitual en esta gente, lo típico de la banda: hacer una cosa y decir la contraria.
En cuanto al común de los mortales, conviene que nos preparemos. Las marranadas soportadas hasta la fecha serán nada en comparación con las que nos esperan hasta el 1/10.