Ha costado a los socialistas de la junta gestora rendirse a la evidencia de que su victoria en los avales, en realidad, era una derrota. Más les está costando aquilatar sus efectos, saber hasta dónde llega, qué posibilidades tienen ellos.
Por supuesto, la caudilla seguirá dándose por ganadora y llamando "segundón" a Sánchez. No puede hacer otra cosa y, probablemente, ni se le ocurre. Solo se le alcanza, por lo que le aconsejan sus asesores, "endurecer" su discurso, llevarlo a aquellos lugares en los que no se ha oído, echarse a los caminos de España, como hiciera meses antes Sánchez. Pero, para "endurecer" el discurso, llevarlo a otros lugares, hacerse los caminos, la condición inexcusable es tener un discurso. Y no es el caso. Por lo que se ha oído hasta la fecha, las intervenciones públicas de Díaz son de una pobreza intelectual apabullante y eso ya no puede ocultarse. Escuchar la sarta de vulgaridades y topicazos sin sentido que suelta en cada una de sus frenéticas arengas horroriza a cualquiera. De todas las viejas glorias que la acompañaron en el Ifema, solo el bueno de Zapatero ha mostrado su apoyo a la candidatura de la andaluza. Los demás están silentes y, sin duda, asustados.
Por otro lado, fabricar un discurso no es sencillo. Hay que tener datos, información, propuestas, razones. Cosas que no se improvisan. Y no solo eso: hay que tener una causa eficiente, un momento inicial que lo justifique. El de Sánchez es el ignominioso golpe de mano en el que fue defenestrado, un 1º de octubre. El de Díaz no tiene fecha ni momento concreto pues responde solamente a su deseo y ambición personal de ser SG y candidata al gobierno de España.
Así que, como no hay discurso, "endurecerlo" quiere decir que van a pasar a (más) guerra sucia, con insultos y difamaciones. Todo eso mientras predican la concordia entre compañeros. Insultando y poniéndose rabiosos, que es como están, perderán las primarias. Incluso si se produce alguna de las maniobras que la rumorología atiza: López retirándose a favor de Díaz (que era lo inicialmente previsto, para restar votos a Sánchez) o Díaz a favor de López (algo que empieza a valorarse ahora que se ve que la caudilla no arrastra votos) el resultado será el mismo. Perderán.