divendres, 20 de gener del 2017

Brincología

Una retrospectiva completísima de Philippe Halsman en Caixa Forum de Madrid. 300 fotos y un par de vídeos de este genio de la fotografía que ha dominado buena parte del siglo XX en el oficio, pero al que sus propias obras han oscurecido porque muchas de ellas son tan conocidas y simbólicas de ese siglo que casi parecen una herencia común anónima. Como, además, abarca una enorme variedad de temas desde varias perspectivas en distintos aspectos casi parecen obras de diversos autores. Y es que Halsman tuvo una vida realmente agitada. Nacido en Riga, judío, vivió en los años 30 en Francia, en donde comenzó su carrera en el arte) y, con la invasión nazi, emigró a los Estados Unidos, país del que se naturalizó y desde donde ejerció un magisterio mundial con una fotografía que, ya desde sus comienzos, mezclaba buena técnica (era ingeniero de formación) y arte, especialmente el surrealista. Lo que se tradujo en un éxito comercial, como se prueba por el hecho de ser el fotógrafo preferido de la revista Life para la que hizo 101 fotos, el fotógrafo más publicado por este faro de la revista gráfica comercial que hacia los años de 1960 tuvo tiradas de 13 millones de ejemplares por semana. Salir en Life y retratado por Halsman podía ser el comienzo o la consagración de una carrera. Piénsese en un político, artista, escritor, actor, filósofo, científico, etc de cierto renombre, sobre todo en los Estados Unidos, pero también en Francia en el decenio de 1930 y hay una probabilidad alta de que Halsman lo hay fotografiado, si no para Life, para cualquiera de sus múltiples aventuras: libros (hechos por él mismo), anuncios, carteles. La lista inmensa: Marilyn Monroe, Dalí, Picasso, Gide, Churchill, Kennedy, Nixon, Theilard de Chardin, Ava Gardner, Einstein, Huxley, Cocteau, Hitchcock, Cassius Clay, Woody Allen, Fernandel, Malraux, Wharhol, etc., etc.

Es obvio, sin embargo, que Halsman, aun alcanzando la fama y estando de moda, no se acomodó, ni cejó en su particular forma de entender el arte y sacar lo que quería de sus modelos, imágenes, composiciones. Era un tipo de aspecto normal, corriente, pero, en verdad, con mucho y raro talento. Tuvo en su juventud una experiencia única, pues fue procesado y condenado en 1928 por un tribunal austriaco del Tirol por haber asesinado a su padre durante una excursión. Cumplió dos años de una condena de cuatro gracias a un indulto del presidente de la República, movido por la fuerte presión internacional. El proceso fue altamente dudoso en todos los aspectos y estuvo rodeado de un intenso antisemitismo hasta el punto de quizá se le condenó más por ser judio que por ser culpable. Algún gracioso podría decir que eso de asesinar al padre en Austria, patria de Freud, podría considerarse achaque del lugar. Y no se pasaría de gracioso. Freud tuvo que declarar en el proceso como experto para explicar que el "complejo de Edipo" era un rasgo cultural universal porque una de las piezas de la acusación contra Halsman era precisamente esa, que había cometido un parricidio por complejo de Edipo. El resto de las "pruebas" fue similar. De la oscura Austria, el judío Halsman escapó a París, en donde, en contacto con el surrealismo -del que, sin embargo, no fue muy militante- sentó las bases de su posterior carrera en los EEUU. Algunas fotos de la época en la exposición son celebérrimas, como el retrato de Jean Cocteau en figura de diosa Kali o de navaja suiza, o el de Gide, casi una imagen reverencial. Y, de allí, de nuevo por cuestiones de persecución racial, al otro lado del Atlántico, siempre escapando.

Esta gran exposición documenta lo más representativo de Halsman y se concentra en tres puntos, decisivos en su obra: los retratos de Marilyn Monroe, la colaboración con Dalí y la jumpology, o sea, la "brincología". Los retratos de Monroe son magníficos y los distintos episodios de colaboración con Dalí en obra conjunta, como el vídeo Dalí atómico sorprendentes, dalinianos. Escuchar al catalán explicando al judío-letonio-francés-yanqui su método paranoico-crítico es cosa grata. Lo de la brincología tiene su motivación. Sostenía Halsman que, cuando la gente salta descuida el gesto, desinhibe el carácter al concentrarse en el salto; como diría Wilhelm Reich pierde la coraza caracteriológica. Así que hizo cientos de fotos de gente famosa saltando y hasta editó un libro. Claro que algunas de ellas, como la de Marilyn en la portada de Life, las ensayó decenas de veces, con la modelo dando los correspondientes brincos.

Hay unas fotos muy curiosas de promoción de Los pájaros, de Hitchcock, la más conocida, la del director fumando un puro con un pájaro. Supongo que sería Dalí, que había trabajado con Hitchcock en Remember, quien recomendó a Halsman al mago del suspense, quien debió quedar muy contento porque las fotos están muy bien. Y alguna impresiona más ahora que se sabe que la actriz Tippi Hedren estuvo en peligro real de perder un ojo porque el director no le avisó de que el pájaro era real.

Para los de mi generación, la aparición del rostro ya olvidado de Fernandel es un auténtico viaje al pasado remoto. Son algunos de los retratos que hizo al cómico francés en 1949 y que también publicó como libro bajo el título, realmente grandioso de El francés.