Prohibir, acallar, censurar, cuando no se tiene fuerza material, suele ser un mal negocio. Los díscolos del "no" andan por ahí aglutinando un movimiento grass roots o de base, nuevo en el PSOE desde la transición. Ni las multas de 600 € los frenan. La junta gestora posterga la convocatoria del congreso para dar tiempo a que Susana Díaz recorte imagen de candidata verosímil. Es decir, no quiere congreso y ha conseguido vivir en uno oficioso, permanente, y que, además se celebra en abierto, en los medios y con todo el mundo opinando. Un congreso perpetuo abierto al público. Seguro que eso es lo último que quieren.
Si no prohibieran y no estuvieran todo el día manipulando en maniobras de pasillo, las cosas podrían ser distintas, el menos en términos de imagen. Hasta ahora, Susana Díaz cuenta con el apoyo expreso de Rodríguez Zapatero. Pero nada más. Nadie más se ha sumado tan claramente. Los partidarios de Díaz, muchos y poderosos, no echan cuerpo fuera como sí lo hacen, en cambio, los partidarios de congreso/primarias y los de Sánchez, que no son los mismos, pero se llevan bien..
La guerra sucia contra Sánchez es patente. La gestora le pide que aclare si aspira a la SG, cosa que no pregunta a Díaz. En las circunstancias actuales solo hay un modo de impedir una candidatura triunfante de Sánchez y es recurrir a algo tan ruin como el golpe de mano por el que fue defenestrado. Eso sí podría ser el fin del PSOE.