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¡Menudo capitán Gonzalo Fernández de Córdoba! Desde el punto de vista de la moral caballeresca, que Palinuro profesa con la fe y la inocencia de Galahad, la respuesta es cabal. Refleja el orgullo del guerrero que vuelve a casa con el botín y los escribas quieren mirarle los bolsillos. Desde el punto de vista del funcionamiento de las instituciones, la honradez y transparencia de la gestión, el servicio público, la rendición pública de cuentas a que todos están obligados, sean generales o alabarderos, es una chulería inaceptable, propia de un delincuente.
¡Menuda capitana Esperanza Aguirre Gil de Biedma! ¡220,6 millones de euros de campanas y guirnaldas electorales, confetti, pirulís y paciencia para regalar una rica Comunidad a los empresarios de la Gürtel! En tres años. 73,5 millones por año. Dos millones al mes. 170.138 euros al día. Más que Grande, Esperanza Aguirre es Enorme de España. Una auténtica máquina de gastar dinero público. ¿En qué? En ponerse por las nubes y sin arriesgar el pellejo, como el Gran Capitán que, en lo del valor personal no anda sobrada la moza.
Y ese chorro de dinero, esa cornucopia generosa, parecida a las de las apoteosis de los cuadros de Rubens, ¿a dónde ha ido a parar? ¿A qué bolsillos, manos, cuentas? Seguramente, gran parte de la millonada iba en forma de publicidad institucional, reportajes pagados y otros ditirambos, insertados, ¿en qué medios? Sin duda en aquellos que defienden la libertad de Aguirre de emplear los dineros públicos en ensalzar su gestión.
Entre tanto, la oposición, ¿a qué se dedicaba?
Esta señora quiere ser alcaldesa de Madrid. Y hay madrileños, según los sondeos, que van a votarla. Debe de sobrarles el dinero.