Sismo en la corte. ¡Qué vienen los venezolanos! El sistema se hunde. Los partidos dinásticos, pilares del orden, en picado. Podemos, como un cohete. IU y UPyD, flotillas de bajura, convertidas en barcas de alquiler en el Retiro. Esto hay que explicarlo para que los nervios se apacigüen.
"El País", que da la noticia, la interpreta: es la ira ciudadana. Ya sabéis, Podemos, sois los verdaderos hijos de la ira. En realidad, los nietos o bisnietos, pues la cosa viene de antiguo. La ira es la fuerza. Sí, la semana fecha de realización del sondeo, estuvo cargada de motivos para la ira más flamígera en ese baile de ladrones, jugadores, borrachos, putañeros, marquesas, delincuentes, espionajes, testaferros y prisiones. Claro quedó que el PP actúa como una asociación de malhechores o quizá como varias, laxamente coordinadas. El PSOE mucho menos, aunque también tiene sus corrupciones, pero está muy identificado con el sistema. Así que el voto se amontona en Podemos.
Con lo que se viene a decir que esta intención es, en realidad, un voto de castigo a los otros y no por el interés propio de la formación. Es más, el mismo diario tranquiliza a los dinásticos asegurando que la mayoría de la gente no tiene claro a qué juega Podemos, ni la viabilidad de sus propuestas. Curioso tranquilizante. Ignoro si también se pregunta si la gente tiene claro a qué juega el PSOE. Será interesante saberlo.
Seguramente habrá algo de este voto iracundo, de hartazgo y rechazo. Pero no todo. De otro modo no se explica porqué IU y UPyD sguen descendiendo hasta bordear la más absoluta marginalidad. El voto antidinástico se concentra en Podemos, que ha desmantelado IU y triturado las improbables expectativas de UPyD, en principio tan legítimos receptores del voto de la ira como Podemos.
No es casualidad que los tres líderes mejor valorados sean el Rey, la Reina y Pablo Iglesias. No sé por dónde andará Sánchez Castejón, aunque creo que ha salido ya del agujero en el que estaba Rubalcaba e imagino que, Rajoy, en cambio, no ha mejorado nada el pobrísimo juicio que merece a sus compatriotas. Así que ahí lo tenemos, presidiendo el gobierno de la Gran Nación inmerso en una ciénaga de corrupción de la que pretende salir dictando bandos.
En el voto a Podemos hay una parte de reconstrucción de la izquierda radical, pero civilizada, de la de fuerte en el fondo y suave en la forma que desplaza al PSOE hacia el centro con la misma inevitabilidad que ha deshuesado IU. Cómo reajuste el PSOE su discurso a las nuevas circunstancias es asunto que puede quedar para otro momento.