Lo piensa toda la peña en la Corte: el Gran Wyoming es la única oposición real al gobierno. Y a la oposición. Y al conjunto del sistema político. Y a sí mismo. Eso es lo que le da el toque de genialidad y lo que, de momento, lo hace inexpugnable. Las presiones, intrigas del gobierno y sus gentes, que ya han desmontado al Llanero solitario Ramírez, han tropezado con un bravo plante de la Sexta: Wyoming no se toca. ¡Ah, Wyoming! una respuesta propia de Leónidas en las Termópilas: "¡Entregad el Intermedio!" "¡Venid por él!". El grupo Planeta, de José Manuel Lara, baluarte de la libertad de expresión. La libertad es rentable desde el punto de vista empresarial, como se prueba por el hecho de que el share del "Intermedio" es altísimo. Tienen razón los neoliberales: mercado. Compárese ese share con el que pueda alcanzar un programa similar en TVE (si eso fuera posible) que es una TV sometida a los dictados del gobierno. Lo que no se explica es por qué son ellos precisamente, los neoliberales, quienes someten a dictado a las televisiones públicas. Salvo que la parte liberal del neo-liberalismo también sea mentira.
El poder se enfurece de verse ridiculizado. El poder y todos los demás, excepto los ciudadanos que caen bajo la cámara y el micrófono de ese reportero de luenga barba que parece hipnotizarlos. Todos los demás se pican. Pero el gobierno y su partido se pican más porque, sobre tener más motivos de picazón, les aqueja una radical falta de sentido del humor intrínseca a la derecha española. Mídase el sentido del humor de la ministra Báñez o del ministro Fernández Díaz. Más o menos, así son todos. Casos especiales, el de Montoro, cuyo sentido del humor es puro sarcasmo, y el del presidente del gobierno, que es pura socarronería.
A todos los saca de quicio que los pongan en solfa. Especialmente si se hace con la rapidez, el ingenio y la versatilidad de Wyoming. No hay hipocresía del poder, embuste, demagogia, simple ridículo que no pase por el cedazo del Intermedio y no revele su miseria. Es pura dinamita. Tanto más destructiva cuanto que tiene un fondo moral. La pelea es nombre de la justicia, la equidad, la lucha contra los privilegios y los abusos y el juego limpio y eso queda siempre muy claro en las muchas veces disparatadas conclusiones de Wyoming.
(La imagen es una foto de 20 Minutos, con licencia Creative Commons).