Dos años tardó el emperador en recibir el líder de la "gran nación" al norte de Gibraltar. España es un aliado fiel, sumiso. Con los de casa, ya se sabe, hay confianza. Y ¿qué va a contar Rajoy en Washington? Que estamos saliendo de la crisis; la luz al final del túnel ya nos deslumbra; es el momento de invertir en el país; salarios "moderados", beneficios seguros.
¿Qué información tiene Obama sobre España y la persolidad de su interlocutor? El tópico de que los presidentes de los EEUU sitúan a España en algún impreciso lugar entre México y Panamá no es cierto o solo lo es de los republicanos. Lo normal es que el Presidente tenga una información estupenda, de primera mano, al día, bien ponderada y relevante. Es decir, sabrá que recibe al presidente del gobierno de un país con la mayor tasa de paro de Europa, si no del mundo; con unos signos de corrupción que afectan directamente al gobierno, su presidente y su partido; con unos datos macroeconómicos que no avalan los discursos de su huesped; con una Monarquía no de derecho divino sino de derecho penal; con una sociedad en abierta insurrección a cuenta de una ley del aborto totalitaria; con dos de sus comunidades autónomas en franco proceso hacia la independencia; y con una capacidad de defensa (en definitiva, el dato que cuenta en el Imperio) similar a la de Sylvania en Sopa de ganso, de los hermanos Marx.
Frente a ello, la información que lleve Rajoy sobre los Estados Unidos será, sin duda, aproximativa. Pero no importa. Él no va a preguntar sino a ser preguntado, responder y colocar el relato habitual de sus muchos logros y éxitos que aquí no le cree nadie, como se demuestra en los sondeos. Pero ¿qué puede preguntar el emperador que no roce algún punto sensible de Rajoy? Puede interesarse por el tiempo en España, por la liga de fútbol, por el Museo del Prado y por la sangría. Da lo mismo. Lo que Rajoy quiere es la foto.
(Tengo entendido que la secretaría de Estado contactó con nuestro ministerio de Exteriores con la oferta de ahorrarnos todos dinero en viajes y zarandajas, substituyéndolo por una foto firmada de Obama. Incluso ofreció hacer un fotomontaje como el de Palinuro, pero con photoshop, que no se nota nada. Pero los españoles lo rechazaron, indignados. Hay que tener cuidado con estos españoles; se mosquean rápidamente).
Lo lógico será que, bien informado como está, Obama se interese educadamente por cuestiones españolas:
Obama. Mr. Rajoy, ¿cómo va ese asunto del referéndum de Cataluña?
Rajoy. Mr. Obama, Spain es a great nation.
Obama. Por supuesto. No lo olvido. ¿Y el proceso de paz en el País Vasco?
Rajoy. Mr. President, la segunda ya tal.
Obama. Really? How interesting! Y dígame, ¿qué tal va mi viejo amigo Juan Carlos?
Rajoy. Al pie del cañón, cumpliendo con su deber, como siempre. Y le manda saludos.
Obama. Oiga, Mr. R., entre nosotros, tiene unos líos con la familia, ¿no?
Rajoy. Mr. President, todo falso, salvo alguna cosa...
Obama. Yes, I know. ¡La maledicencia de la gente! Usted mismo, Mr. R, es objeto de habladurías.
Rajoy. De eso ya he dicho todo cuanto tenía que decir.
Obama. Es verdad. Los políticos nos perdemos por la boca, ¿verdad?
Rajoy. Yes. Hablamos demasiado. Yo, no paro. End of quote.
Obama. Y con juicio torero han dictado ustedes una Ley Mordaza. To shut up a los gobernantes.
Rajoy. No exactamente. Para callar a los gobernados.
Obama. Protestan por todo, right? Ahora no les gusta su ley del aborto.
Rajoy. Bueno; a la mayoría silenciosa, sí.
Obama. ¿Y cómo lo sabe, Mr. Rajoy?
Rajoy. Porque gobierno como Dios manda.
Seguramente será un mal trago para Rajoy, pero no le importará gran cosa. Él va por la foto. Lo demás es irrelevante. Obama ocupa aquí el lugar del elefante abatido por el Rey o el hipopótamo cazado por Blesa. Son trofeos de caza. Recibido por el emperador, Rajoy sienta plaza de estadista. Y, aunque no haya puesto los pies sobre la mesa de su anfitrión, volverá diciendo que ha dado un par de consejos a Obama sobre cómo salir de la crisis. Recuérdese: "A mí nadie me ha presionado; soy yo quien ha presionado a los demás".
Y así todo.
(La imagen es un fotomontaje a partir de una foto de Steve Juvertson, con licencia Creative Commons).
Rajoy. De eso ya he dicho todo cuanto tenía que decir.
Obama. Es verdad. Los políticos nos perdemos por la boca, ¿verdad?
Rajoy. Yes. Hablamos demasiado. Yo, no paro. End of quote.
Obama. Y con juicio torero han dictado ustedes una Ley Mordaza. To shut up a los gobernantes.
Rajoy. No exactamente. Para callar a los gobernados.
Obama. Protestan por todo, right? Ahora no les gusta su ley del aborto.
Rajoy. Bueno; a la mayoría silenciosa, sí.
Obama. ¿Y cómo lo sabe, Mr. Rajoy?
Rajoy. Porque gobierno como Dios manda.
Seguramente será un mal trago para Rajoy, pero no le importará gran cosa. Él va por la foto. Lo demás es irrelevante. Obama ocupa aquí el lugar del elefante abatido por el Rey o el hipopótamo cazado por Blesa. Son trofeos de caza. Recibido por el emperador, Rajoy sienta plaza de estadista. Y, aunque no haya puesto los pies sobre la mesa de su anfitrión, volverá diciendo que ha dado un par de consejos a Obama sobre cómo salir de la crisis. Recuérdese: "A mí nadie me ha presionado; soy yo quien ha presionado a los demás".
Y así todo.
(La imagen es un fotomontaje a partir de una foto de Steve Juvertson, con licencia Creative Commons).