El silencio nos rodea, pero solo lo oímos cuando nos callamos.
El tiempo pasa, pero solo lo sentimos cuando no lo tenemos.
Nosotros mismos existimos, pero ni nos damos cuenta.
La vida late, pero solo lo apreciamos cuando nos quedamos quietos.
Firmes como rocas.
Firmes como rocas.
Tienen razón los del Tao. ¿A qué tanto barullo?
(La imagen es una foto de Ian Sane, bajo licencia Creative Commons).