Interesantísima entrevista de 20 Minutos al presidente Rafel Correa. He de reconocer que el mancebo me cae muy simpático. Hace y dice cosas con las que estoy muy de acuerdo. Por mencionar solo un par de ellas que salen de los límites de su país: ha concedido asilo político a Julian Assange y ha preguntado en público y a través de la televisión española por Ana Pastor, la figura que simboliza el asalto del PP a la independencia de los medios. Pero esta simpatía no empaña el interés de los demás propósitos de Correa. Y nos interesa que alguien de fuera, de fuera del ejido, un forajido, nos diga cómo se ven las cosas desde el exterior. Nadie que no vea lo suyo con los ojos de los demás llegará a entenderlo. Y, si no lo entiende, mal podrá mejorarlo o repararlo si anda averiado.
Correa tiene un verbo vivo, directo, conciso, casi gracianesco. Y, aunque es cortés y procura no faltar a nadie, dice lo que piensa sin ambages, no marea la perdiz ni suelta lugares comunes de relleno. A veces saca una veta de humor refinado, una ironía que le alegra a uno la jornada. Preguntado si piensa que las cumbres iberoamericanas sirven para algo dice que sí sin dudarlo, que son muy útiles, sobre todo por los contactos bilaterales que permiten (es decir, por lo que niega las cumbres mismas) y como prueba de su alta valoración propone que se espacien y se celebren cada dos o tres años. O sea, nunca. Muy útiles.
Es lacónico, casi lapidario. ¿Cómo ve al Rey? "Cansado" -responde el forajido; y remacha: "muy cansado". Si él supiera... Lo que está es tronado porque si te pasas la vida de comilonas, cenas, recepciones, saraos, inauguraciones, discursitos y bebercios y, a tus 74 tacos, sin mayor preparación, te vas a cazar elefantes al África, aunque te los pongan como a tu requetetatarabuelo las bolas, lo más probable es que te rompas la cadera ya solo con el retroceso del rifle, si es que no te partes los morros.
Lo de forajido tiene su busilis. Preguntado por el 15M dice Correa que ellos se adelantaron con la rebelión de los forajidos de los que él fue uno. Forajidos llamaban las autoridades españolas a los rebeldes criollos por lo mismo por lo que Franco llamaba bandidos a los guerrilleros de la República y las autoridades actuales "radicales" a los perroflautas y a sus propios agentes provocadores cuando tienen orden de comportarse de modo violento, agresivo, delictivo.
Sobre los desahucios tiene opiniones que son de puro sentido común, puntos de vista que probablemente comparte la inmensa mayoría de los españoles, excepto los banqueros y los políticos. Dice haber visto a Rajoy muy preocupado con el asunto así como sobre los problemas de la sanidad pública, según colijo, en lo que se refiere la situación de los ciudadanos ecuatorianos. Pero, en lo general, no tiene duda alguna: las medidas adoptadas son un paliativo; no la solución. La solución no es acceder a lo que quieren los bancos que, por su codicia, llevan a todos a la ruina. No es aceptar que lo único que quepa hacer sea sacrificarlo todo al pago de la deuda. La economía al servicio de la gente y no al revés.
Verdades elementales compartidas por infinidad de gente en España. Correa pide que miremos el ejemplo de América Latina en lo ochenta y no cometamos sus errores, que arruinaron el continente. Sí, en efecto, ese es el asunto que más duele a los españoles: comprobar cómo cuando miraban las angustias de los países latinoamericanos bajo el yugo del llamado consenso de Washington, veían las desgracias del subdesarrollo y del tercer mundo; algo que no podría pasarnos a nosotros que éramos el primer mundo y estábamos desarrollados. Pues el actual consenso de Bruselas nos ha puesto exactamente en esa situación de la que pensamos habernos librado casi por arte de birlibirloque.
Sobre Julian Assange, el héroe de nuestro tiempo, Correa dice cosas tan atinadas y sensatas como todo lo demás. El asunto, concluye, está en manos de la Justicia europea. Reconforta que la expresión Justicia europea sea de uso general y admisible. Nadie hablaría de una "Justicia asiática" o africana o americana, salvo en el uso abusivo que hacen los estadounidenses del gentilicio "americano" y que aquí no se considera. El problema es si esa Justicia europea es capaz de enfrentarse a este caso... y seguir siendo justicia. Para la próxima vez que Correa hable de Assange le ofrezco una interesante comparación: Assange viene a ser el Salman Rushdie occidental, perseguido no por la fatua de un Ayatollah sino por la de una presidencia imperial.
En fin, muy interesante entrevista. Por cierto, hay algo en ella que llama la atención. Si no estoy equivocado, el entrevistador no pregunta por la izquierda española, ni por el PSOE, ni por Rubalcaba, que estaba en la cumbre, pero es como si no hubiera estado. Correa es un presidente de izquierda, que seguramente se habrá entrevistado con él. Y el caso es que a nadie parece extrañarle. La visibilidad de la oposición española es inexistente.
También ayer había en El País una entrevista de Cebrián a Dilma Rousseff que todavía no he leído y no sé si lo haré porque tengo cierta animadversión al hombre del millón de euros al mes y sus delirios de grandeza. Siempre se le podrá echar una ojeada, dado que Rousseff tiene su interés, pero no está hecha en la cumbre, sino días antes, en Brasilia; es una entrevista en lata, un texto organizado según el espíritu del entrevistador, en donde no hay preguntas y respuestas claras sino una elaboración personal para conducir la entrevista por los asuntos que interesan aquel y que, inevitablemente, andan rondando el poder, ese concepto que fascina a Cebrián y ante el que se rinde sin condiciones, mostrando su auténtico fondo y su cómica pedantería. El poder y la gloria. La gloria que da el poder. El poder que da el dinero. Un millón al mes. Por eso resalta nada más empezar que Dilma Rousseff es una de las tres mujeres más poderosas de la tierra. Las otras dos, Merkel y Clinton. Pero, dice el académico, ese "triunvirato (sic) puede verse pronto reducido a un duelo de titanes". No de titánidas. ¿Ven? No hace falta seguir leyendo.