dimecres, 13 de juny del 2012

El rescate. Hablan los alemanes: surrealista.


Hoy saca el venerable Frankfurter Allgemeine Zeitung, el gran periódico de la burguesía ilustrada alemana, su sección de Feuilleton dedicada a España. En cabeza un artículo de fondo titulado El orgullo de los humildes (Der Stolz der Demütigen). Me hubiera gustado traducirlo y reproducirlo aquí entero, pero tiene derechos de autor que mi débil economía no puede permitirse y, además, tardaría algo en gestionarlos. Y es una pena porque es una pieza extraordinaria, un análisis de la actual situación española con gran conocimiento de causa y sensibilidad, que destila ironía y crítica hacia las autoridades y comprensión y simpatía hacia el pueblo llano, por el que muestra verdadero respeto.
Pero si no puedo reproducirlo íntegro, puedo comentarlo y añadir algún matiz propio.
Empieza el articulista por afirmar que la actitud de Rajoy de negar hasta el último momento que España necesitara un rescate obedece a una tendencia a negar la realidad basada en el orgullo. Por eso, asegura, la gente critica a Rajoy pero, al tiempo, entiende que no ha cedido la plaza sino cuando no tenía más remedio. Luis de Guindos seguía negando la realidad del modo más esperpéntico cuando decía que no había fuga de capitales de España, siendo así que, entre enero y marzo 100.000 millones de euros habían abandonado el país. Es el orgullo de los españoles, sigue diciendo el autor, que prefieren apretar los dientes y mantenerse firmes antes que dejarse caer en trozos. Es la virtud de la entereza que traduce como Vollständigkeit, que no está mal. También es el producto del sostenella y no enmendalla y eso le hubiera sido más difícil de traducir. En todo caso, insiste, la negación de la realidad es el producto del orgullo español, del que los alemanes suelen reírse asociándolo a las corridas de toros y el flamenco.
Aunque se niegue, la realidad existe. Según las autoridades, el rescate no tiene condiciones pero sí las tiene y serán onerosas. Y aquí es donde se da la bifurcación del articulista. Para él (y cito textualmente) la ceguera de las élites tiene algo surrealista. Al llegar aquí, Palinuro se ha puesto a batir palmas al recordar su entrada comparando a Rajoy con el Padre Ubu, titulada Ubú el polaco. Rajoy niega el rescate, es decir, niega la realidad misma en contra de todas las informaciones de todos los medios. Pues bien, frente a esa absurda posición negacionista de las autoridades, correspondiente a la versión acartonada, huera, del orgullo bombástico hispano, propia del gobierno, el articulista destaca la otra forma del orgullo, el de la gente humilde, el orgullo de la humildad de una población acostumbrada a pasarlo mal (excepto por los fastos de la famosa burbuja) y a reaccionar con dignidad y entereza, fiada en la solidaridad y la movilización populares.
Los españoles han reaccionado racionalmente, señala el articulista, con sosiego y debate político que lleva incluso al 15-M a querellarse contra Rodrigo Rato. En España no se ha dado como en Grecia, una ruptura de las instituciones, una oleada de amarga desesperación social y una profunda desconfianza en la pertenencia a Europa. Y es verdad. Esta España, concluye el autor, es, "al mismo tiempo, humilde y orgullosa".
Es un artículo muy bueno y nos aporta una visión desde fuera, no tiznada con las miserables rencillas internas. El PP y el PSOE acaban de llevarse el busto de Azaña en el Congreso de un sitio muy ostentoso, al parecer, a otro en el que apenas se le ve y ya tenemos montado otro perejil. Como el pleno del Congreso de ayer -y esto es, en efecto, surrealista, patafísico- para debatir si se prohiben por ley los silbidos al himno y la bandera, o sea los "ultrajes a España", al fin de cuyo debate, el PP votó en contra de la proposición de ley que él mismo había presentado.
Realmente, el alemán lo ha intuido muy bien. La esperanza está en la gente, en el pueblo, en la multitud ilustrada que es humilde y orgullosa al mismo tiempo; está en que la gente vayamos coordinando nuestras acciones y exigiendo nuestros derechos de forma pacífica pero contundente para poder articular una vía de salida a la crisis porque los políticos institucionales no son capaces de hacerlo. Queda camino por recorrer pero es preciso hacerlo. Debo añadir, por último, que no prejuzgo qué formas tomará esa lucha reivindicativa. Lo ideal es que sea pacífica. Pero si el movimiento pacífico tropieza con represión armada y violenta, se plantea un problema de legítima defensa. Este gobierno tiene una tendencia autoritaria innata a restringir y negar el ejercicio de los derechos cívicos, lo mismo ordena a la policía identificar a los manifestantes pacíficos en Sol, con el fin de multarlos después, que envía la Guardia Civil a disparar pelotas de gomas contra los manifestantes de la minería. Ambas formas de lucha, la del 15-M en Sol y la de los mineros tienen el apoyo de Palinuro.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).