Todos los analistas, expertos, profundos conocedores de la sociedad, la política y hasta el alma humana que anunciaban la decadencia del 15-M, su desmadejamiento, su desaparición, estarán ahora explicando sabiamente a quienes quieran escucharlos que "ya lo dijeron ellos", que el movimiento tenía vida propia y que no sería fácil terminar con él.
Por el contrario, quienes no queremos terminar con él sino que, al contrario, avance, crezca, demuestre su fuerza y haga valer sus razones, estamos de enhorabuena. Esta jornada del 12-M en conmemoración del aniversario del 15-M ha superado todas las expectativas y ha sido, en realidad, una moción de censura al conjunto de la clase política y una enmienda a la totalidad a sus planes y prácticas, cada vez más anquilosados, reaccionarios y antipopulares.
Con la Puerta del Sol privatizada para desconsuelo de esa carcunda demagoga de Aguirre y el resto de España prácticamente ocupado por el 15-M con la delegada del gobierno, Cifuentes, y el ministro del Interior, Fernández Díaz, teniendo que comerse sus amenazas, sus advertencias, sus palabras, el triunfo del movimiento es incuestionable.
En los partidos políticos la situación es muy diversa. En el PP están que rabian y se oyen voces pidiendo la misma contundencia policial que se exigía en tiempos del PSOE y que este no quiso emplear. A su vez el PSOE, aunque no frontalmente contrario al movimiento, no ha sabido estar a la altura de las circunstancias. Le falta empuje, decisión, claridad de ideas y lealtad a unos principios que se dan por supuestos pero nunca se reexaminan en serio. Por eso ha sido barrido del escenario por la riada del 12-M. Es verdad que hay muchos militantes que se han sumado a la jornada y que muchos otros ven el movimiento con muy buenos ojos; pero el mando, la cúpula, cree estar a otras cosas de la alta política, no quiere comprometerse demasiado con unos perroflautas y es incapaz de formular no ya propuestas que lo acerquen a este movimiento, lo más sano que ha dado nuestra sociedad en treinta años, sino ideas alternativas de izquierda a la dominación irrestricta de esta derecha carcunda, reaccionaria y neofranquista. Por último, IU ha estado muy visible en la jornada y se implica en el proceso, pero no controla el movimiento (aunque no le faltan deseos, pues es su costumbre) y cualquier sospecha de que pretenda hacerlo resultará contraproducente. El movimiento no es comunista ni por aproximación, como tampoco socialista ni de ninguna otra tendencia. Es un movimiento espontáneo, radical, masivo, de base, es el movimiento de la multitud que recupera su autonomía, ahora que la información es universal y gratuita para abrirse camino en un mundo que está cambiando grancias a él y solo gracias a él.
Desde mañana, atención a las propuestas del 15-M que son más importantes, están más vivas y tienen mayor alcance que las injusticias que cometen los poderes públicos todos los días contra su pueblo.