La Unión Europea no flexibiliza el objetivo del déficit que se queda en ese asfixiante 4,4% del PIB hasta mayo. Rajoy se vuelve por donde se fue. Si esto le pasa a Rodríguez Zapatero, al llegar, lo hubieran recibido a pedradas. Rajoy no tiene detrás un Aznar diciendo a quien quiera oírle que España no puede pagar ni el recibo de la funeraria.
Igual que hace con Grecia, la Unión no da dinero; da tiempo. "El tiempo es oro" decía, al parecer, Franklin y de ahí sacó mucha punta Max Weber. Pero, además de oro, el tiempo puede ser plomo; plomo en las alas. En realidad, la Unión no rebaja el importe de la deuda sino que lo "renegocia" y, por ende, lo encarece. Con eso el país no podrá remontar el vuelo y, si lo remonta, no será como reina en el vuelo nupcial sino como zángano.
El tiempo, el tiempo comprado, es además exasperante y no va a apaciguar los ánimos cada vez más encendidos. Y cada vez lo están más según se ve que, mientras la mayoría de la gente lo pasa mal, unos cuantos se llevan fortunas por las buenas o por la no tan buenas. Del fondo común.
(La imagen es una foto en el dominio público.)