Puede que esté empezando una #primaveravalenciana; puede que no. Lo que está claro es que el gobierno de la derecha no ha perdido el tiempo con contemplaciones. Todos sus actos han sido ataques a los derechos de la ciudadanía, a su seguridad, su nivel de vida, sus libertades, su derecho al trabajo. Y, cuando parte de esa ciudadanía, harta (como en Valencia) de que no haya servicio público de educación por el que sin embargo ha pagado, se manifiesta, el ataque pasa a la vía de hecho. Los policías reciben órdenes de cargar sin contemplaciones contra jóvenes y adolescentes estudiantes, aporrearlos, machacarlos con pelotas de goma, gasearlos. Sabíamos que el ministerio del Interior está en manos de fascistas; pero faltaba por comprobar que hasta sus miñones más ridiculos (como esa delegada del Gobierno en Valencia, que no puede ser más falaz, brutal y desagradable) se aplican con saña a la tarea.
Hay que responder a las agresiones del gobierno. De forma pacífica y civilizada (lo que no son ellos), pero en masa. Espero que las redes sociales nos convoquen a manifas de solidaridad con Valencia.
Hay que parar el fascismo que, listos que somos, hemos traído con nuestros votos y la ayuda inestimable de los imbéciles que decían que el PP y el PSOE son lo mismo. A la vista está. Por cierto, ¿en dónde andan los del 15-M?