Un artículo más como el de ayer de El País (Chacón & compañía) y Chacón gana la Secretaría General por goleada. La pieza es larguísima y rebosa información de insider. Pero suena demasiado a susurro de militante veterano que se las sabe todas. Veterano y revenido. Ahí tenemos a Griñán denunciando nada menos que guerra sucia contra Chacón. Parece como si, efectivamente, PRISA fuera a la carga. El sábado Felipe se pronuncia por Rubalcaba y el domingo El País da un repaso a Chacón.
En ese repaso se mezclan los agravios por las preferencias de Zapatero hacia Chacón en sus años de gobierno y los fríos datos sobre las actividades empresariales de unas gentes ajenas al partido socialista pero cercanas a él y al gobierno en relaciones sobre las que el artículo proyecta sombras de diversa densidad. A todo esto, claro, guantazo final a Zapatero que aparece como un político voluble, caprichoso y de un favoritismo con los suyos cercano al de los últimos Austrias.
Por partes. La historia de la especial relevancia y el mimo con que Zapatero trató siempre a Chacón suena, en efecto, a rabieta de militante revenido y un pelín misógino. ¿O hace falta recordar que, en el gobierno de Zapatero, Rubalcaba era primer vicepresidente y prácticamente factótum en política interior? No es que se lo tratara con especial deferencia; es que en muchas cosas el presidente era él pues con él fue, y no con Chacón, con quien el Presidente consultó el giro de 180º de mayo de 2010.
En cuanto a la acusación implícita de que la candidatura de Chacón es una maniobra empresarial que responde a intereses económicos particulares, la cuestión es bien clara: todos los gobiernos las tienen. Otra cosa distinta es si son legales o no y, si no lo son, para eso están los tribunales. En el PP los intereses empresariales no solo apoyan al gobierno sino que están en él. Y en el caso de los gobiernos anteriores del PSOE, los de Felipe, también había intereses empresariales apoyando a los gobernantes y en densas relaciones económicas con ellos, unas más claras que otras. Pero esos intereses empresariales eran los que en los círculos del espionaje de la guerra fría se conocía como Nash (más o menos "nuestro" en ruso). PRISA se benefició de sus relaciones privilegiadas con los gobiernos de Felipe González. Incluso ponía ministros, siendo el caso más conocido el de Jorge Semprún. Semprún: ignoro si hay otro caso de un hombre que haya sido ministro de un país conservando la nacionalidad de otro. Bueno, sí, el Che Guevara. Aunque no sé si la comparación es adecuada.
Pero ese es el fondo del artículo: la dura competencia. A ver si después de las amarguras del fuego amigo de Zapatero el partido va a caer ahora en manos de Miguel Barroso, Jaume Roures y una confusa galaxia de aventuras empresariales de oscuros recovecos. Y eso se viste de argumentos políticos, apelando a las pasiones más elementales, el patriotismo de partido. Hay una conspiración de fuerzas ajenas, de alienígenas que quieren ocuparlo como ocupaban los cuerpos de los honrados ciudadanos de Santa Mira en La invasión de los ladrones de cuerpos. Vamos, vamos, señores.
Pero lo más asombroso de esta pieza literaria es su feroz misoginia. Se da por supuesto que Carme Chacón es una pura fachada, un pelele manipulado por su marido y un amigo o socio de su marido. Es más, se la presenta como un muñeco de guiñol o de ventrílocuo que repite al modo papagayo una serie de frases hechas ("eslóganes y frases precocinadas" dice el castizo redactor), como si los demás dirigentes políticos y candidatos que van de mitin en mitin dijeran cosas originales y distintas en cada uno de ellos. Y ese juicio tan duro, tan hiriente, tan contrario a lo que los hechos prueban, se basa ¿en qué? En que es mujer. Si fuera varón nadie diría que estuviera manipulado por su esposa. Aunque así fuera.
Realmente el artículo es muy injurioso, más de lo que su autor ha calibrado. No sé si Rubalcaba dirá algo. Palinuro lo haría.