Palinuro es moderado, carece de prejuicios, hasta es (bueno, era) moreno; grita ¡viva España! con todas sus fuerzas legionarias. ¿Cómo no es aún secretario general del PSOE? ¡Ah, claro, porque no es del PSOE! Pero eso le pasa también a Carme Chacón, según Guerra y Bono que, mira por dónde, a pesar de su correoso antagonismo, coinciden en el amor a la patria. Al ser la ministra del PSC no es del PSOE como, según dice Guerra, sostienen algunos socialistas catalanes, más cuatribarrados que bicolores. Lo que nos lleva a la curiosa conclusión de que el Gobierno de España es de coalición y no nos habíamos enterado.
El debate sobre la sucesión de Zapatero, que se preveía animado, empieza a tocar fibras nacionalistas, siempre delicadas. Ya puede Carme Chacón desgañitarse por los páramos manchegos gritando "¡viva España!". No se la oye, no se la escucha, porque es catalana. Hace un par de días Palinuro avisaba de que éste iba a ser su handicap porque en España hay mucho prejuicio anticatalán, incluso entre los socialistas. Dicen los prejuiciados que no es por catalana sino por socialista catalana. Pero sólo es un modo de disfrazar el prejuicio.
Estamos en zona minada. En el post citado Palinuro sostenía que, para la izquierda, la condición de catalán no sólo no puede ser un lastre sino que ha de ser una ventaja. Si el PSOE se tiene por el gran partido vertebrador español ha de admitir sin más que una catalana pueda ser secretaria general y, llegado el caso, presidenta del gobierno de España. Eso es vertebrar. Lo otro, no. En efecto, zona minada porque no es un claro terreno de política práctica, sino uno oscuro de pasiones y sentimientos. El de los prejuicios.
Pareciendo que oliera el peligro, Felipe González, cuyo mayor activo político ha sido siempre una poderosa intuición, ha reafirmado lo obvio, esto es, que se puede ser secretario general y catalán; que no es tan obvio porque, si lo fuera, no sería necesario reafirmarlo. Como Palinuro pasa por furibundo felipista desde lo de las Termópilas, ofrece a Isidoro de Sevilla la base racional de su intuición. Es simple: si lo que queremos es fomentar el nacionalismo y el separatismo en las filas del socialismo catalán y, por extensión, en Cataluña, lo mejor que podemos hacer es poner pegas a los catalanes por catalanes. Es difícil que un nacionalista excluyente lo entienda, pero es fácil que lo hagan los incluyentes. Y, en efecto, consuela que Vara, Iglesias y Griñán coincidan con Felipe en que un(a) catalán(a) pueda liderar el PSOE. Por supuesto. Y ser president@ de España. Como lo fue de la Generalitat un cordobés. Es de sentido común en un país en el que tod@s somos iguales ante la ley.
Juzguen los socialistas la capacidad, la inteligencia, la habilidad, la determinación de Carme Chacón si presenta su candidatura. Juzguen lo que quieran menos su procedencia territorial. Si hay España, es propiedad de tod@s. Otra cosa es la sorda pugna partidista PSOE/PSC, que la hay y que los socialistas tendrán que resolver con alguna fórmula imaginativa que no los lleve a la situación en que se vieron el PCE y el PSUC. Es difícil, desde luego (como siempre que aparecen los nacionalismos), pero no imposible y, en todo caso, no puede convertirse en la razón por la que se atropellen los derechos de una persona.
Rubalcaba no es catalán pero tiene mucho a su favor. Varios dirigentes añosos lo postulan con razones de peso que hablan de experiencia y eficacia probadas. El propio Rubalcaba las exhibe cuando, como es costumbre en él, no habla mucho, pero hace. En este caso ha hecho lo más sensato y lo que más deben agradecerle sus compañeros: seguir dando la cara en el Congreso aun sin haberse pronunciado sobre su candidatura a la secretaria y sin saber si es o no segura. Su partido tiene una deuda con él. Y más que tendrá después del debate de investidura. Se puede objetar que se trata de una maniobra suya, según ese maquiavelismo que le atribuyen, para postularse de hecho como candidato. Pero quienes esto dicen deben responder dos preguntas. La primera, qué otra cosa cabe hacer. La segunda porqué no son separables la candidatura a la presidencia y a la secretaría.
A todo esto lo de añosos de más arriba no llevaba mala intención. Sobre la sucesión se han pronunciado ya bastantes miembros importantes del PSOE en sana discrepancia. Tienen, sin embargo, algo en común: todos son hombres y ninguno cumplirá ya los sesenta. Guerra critica la predilección por los jóvenes y las mujeres; pero se refiere a los cargos públicos. Estoy seguro de que no tiene nada que objetar a que opinen. Sería bueno que se escucharan voces de generaciones más recientes. A la postre será su secretari@ general más tiempo que lo será para algunos de los que ya han hablado. Ley de vida.
(La imagen es una captura de telecinco.com)