dilluns, 28 de novembre del 2011

De la dignidad en política.

El diario El País continúa con ese ataque al PSOE y a Rodríguez Zapatero que deja ver el mar de fondo producido por la negativa del gobierno socialista a plegarse a los intereses empresariales del grupo Prisa. El duro, altanero e injusto editorial de ayer contra el secretario general del PSOE (¿Nadie es responsable?) muestra por lo bajo que se intenta hacer leña del árbol supuestamente caído y por lo más bajo que el periódico acabará consiguiendo ponerse a la altura moral de sus competidores de la derecha.

Interpreta el editorialista a su modo el contenido del Comité Federal de ayer y se escandaliza de que Zapatero no haya aceptado su responsabilidad en las dos derrotas electorales producidas por la pretendida mala gestión de la crisis, de la cual hace exclusivo culpable al presidente en funciones, exactamente igual que Rajoy quien, sin embargo, ahora está comprobando amargamente que a lo mejor no consigue estar a la altura de aquel a quien denigraba sin cesar. Igual también que El País quien, a su vez, al no ser gobernante, no tiene que temer por ese lado, pero sí por el de la desafección de sus lectores más ecuánimes.

No vamos a perder el tiempo recordando que lo de la "mala gestión" no es cierto como ve cualquiera que compare a Italia con España; por no hablar de Grecia, etc. Al contrario, vamos a ganarlo con una simple pregunta: ¿qué diría hoy El País si, en lugar de girar 180º en mayo de 2010, el presidente hubiera seguido con la política de estimular la demanda a base de más gasto público? No fue así y Zapatero tuvo la dignidad de anteponer los intereses de España a los de su partido. Pues eso no lo libra de la bronca del sabelotodo de siempre. Haga lo que haga será abroncado porque, en el fondo, el ataque responde a otras causas que, sin embargo, no se tiene la dignidad de formular. Hay sus diferencias.

Al día siguiente de la derrota del PSOE, el mismo diario, en otro durísimo y despreciativo editorial, pedía la inmediata dimisión de Zapatero y como éste no la presentara, el periódico, molesto por que no se acaten sus mandatos, volvió ayer a la carga con el nivel y los resultados que ya se ha visto. La independencia del poder político frente a las exigencias perentorias de quienes se arrogan un derecho de intervención que toma la forma de órdenes es una garantía de la dignidad de la política.

Otra sencilla pregunta ¿qué hubiera pasado si Zapatero, en lugar de no doblegarse ante esta petulante injerencia, hubiera dimitido? Un PSOE descabezado, una probable comisión gestora, aplazado sine die el congreso, un partido que no podría, quizá, hacer su labor de oposición hasta bien entrado el año 2012. Si es esto lo que se buscaba, probablemente porque haya que hacer méritos con los nuevos aires, la operación se ha frustrado gracias a que, de nuevo, Zapatero ha actuado con dignidad y ese sentido de la responsabilidad que El País le niega igual que se lo negaba el PP.

Zapatero ha explicado ante el Comité Federal que no había alternativa al giro de mayo de 2010, cosa que entiende todo el mundo salvo quien no quiera hacerlo. Porque ¿cuáles eran las otras opciones? Dado que resultaba imposible seguir con las medidas económicas de incentivar la demanda, sólo quedaba dimitir y convocar elecciones o convocar un referéndum y ambas, en aquellos momentos críticos, hubieran sido catastróficas.

Por último, reducir las dos legislaturas de Zapatero a una mezcla de improvisación, populismo y volubilidad, ocultando (no ignorando sino ocultando adrede) que la primera introdujo cambios sustanciales en la sociedad española convirtiéndola en una de las más avanzadas de Europa en punto a igualdad, derechos civiles, protección de las minorías, dependencia, etc., es algo más que indigno. Raya en lo repulsivo.

(La imagen es una foto de Delatorre, bajo licencia de Creative Commons).