El Comité Federal que se reúne hoy determinará qué forma tendrá la designación del nuevo secretario general en el congreso de febrero. Parece que se pronunciará por un congreso abierto, facilitando la presentación de varias candidaturas. Es lo que piden Elena Valenciano, Fernández Aguilar y otras voces. Es también lo que piensa Palinuro: cuanto más abierta la elección, mejor. Convendrá que sea elegido quien tenga mayor apoyo dentro del partido en su conjunto (es decir, que no salga electo gracias a maniobras o pactos de fracciones internas) y conecte directamente con la calle, lo cual le dará mayor legitimidad, cosa conveniente porque deberá dirigir el partido a la par que ser el candidato a la presidencia del gobierno.
Este método, sin embargo, tiene una limitación que el congreso habrá de tener en cuenta y es que el electo sea diputado. De otro modo se corre el peligro de que el partido esté dirigido por un candidato a la presidencia del gobierno que carece de presencia parlamentaria, lo que lo hará prácticamente invisible. La desafortunada experiencia del PP cuando nombró presidente a Hernández Mancha entre 1987 y 1989 es ilustrativa. El nombrado era senador y no podía intervenir en el Congreso. Para hacerlo excepcionalmente tuvo que presentar una moción de censura que estaba perdida de antemano, que efectivamente perdió y que obligó al partido a nombrar a otro candidato para las elecciones de 1989, a Aznar quien asimismo las perdió.
Esto quiere decir que los candidatos del PSOE con más probabilidades de entrada surgirán en el grupo parlamentario, en donde no abundan quienes puedan postularse con visos de triunfo. Destacan Rubalcaba, Chacón y Madina. Comienzan a escucharse voces a favor de una o de los otros y es bueno que así sea y que las voces se identifiquen, especialmente si tienen peso en la opinión. Gabilondo ha sido el primero en hacerlo, aunque por vía negativa, pidiendo que no se presente Rubalcaba. ¿Los argumentos? Uno al que suele darse mucho peso pero no por ello resulta más convincente: porque hay que dejar el sitio a las nuevas generaciones. Ese es el argumento que esgrime José Blanco para retirarse de la primera fila política. En este caso suena a excusa pues es dudoso que alguien contara con Blanco de no ser Zapatero. En el otro tampoco es más consistente: no hay que dejar el sitio a las nuevas generaciones; éstas deben ganarlo, imponerse, no pedir paso. Cada cual a lo suyo.
Los posibles candidatos, efectivamente, presentan pros y contras. Rubalcaba es perro viejo, experimentado, resistente y eficaz, lo cual no impidió que perdiera unas elecciones. Chacón quizá tenga menos experiencia por más joven, pero es igualmente resistente y eficaz, si bien no consiguió postularse como candidata a la presidencia del gobierno en lugar de Rubalcaba. Madina es muy nuevo, casi bisoño, y puede personificar esa especie de deseo de renovación del PSOE si bien dicha renovación no aparece claramente definida.
En cuanto a la imagen, la de Rubalcaba no es especialmente buena. Cabe decir que el electorado atiende a otras consideraciones antes que a la apariencia física, pero eso es más un deseo que una realidad. La facha cuenta mucho. Obsérvense las campañas de las democracias y se verá que los candidatos/as se mueven en los límites de un canon en el que Rubalcaba no encaja del todo.
Mejor presencia tiene Chacón, cuenta también a su favor que es mujer y que su elección llevaría aparejada una solución a una injusticia histórica. Pero es catalana. Este es un asunto peliagudo. Desde un punto de vista de izquierda, la catalanidad de Chacón no sólo no es un demérito sino que es una ventaja. Palinuro así lo cree. Pero no está seguro de que sea opinión universalmente compartida. Es ingenuo negar que en la opinión española, socialistas probablemente incluidos, hay un prejuicio anticatalán superior al prejuicio antiespañol que hay en Cataluña en donde ha sido Molt Honorable uno de Iznájar. Y, sin embargo, se remediaría otra injusticia histórica puesto que el último presidente catalán del gobierno español fue el general Prim, en 1870.
La imagen de Madina está aún por hacerse ya que su exposición en la esfera pública ha sido muy escasa y mucha gente ni siquiera lo identifica visualmente.
Atendidos estos aspectos importantes, desde luego, pero que no debieran ser decisivos, lo imprescindible es que los candidatos se presenten y presenten un proyecto para el PSOE y para la recomposición de sus expectativas electorales. Y aquí Palinuro insiste en que ese proyecto debe ser completo, debe explicar qué sea la socialdemocracia en la era de la globalización y de la crisis estructural del capitalismo. Tiene que aclarar sus relaciones con la otra izquierda, no puede seguir ignorándola; aclaración que debe ser crítica. Con el mismo derecho con que la izquierda llamada "plural" sostiene que el PSOE no es de izquierda puede el PSOE insistir en que IU tampoco, si no que es el Partido Comunista oculto detrás de otras siglas. Tiene también que articular una defensa del Estado del bienestar, buscando la alianza con los sindicatos y todas las asociaciones civiles interesadas en impedir su desmantelamiento. Por último tiene que organizar un partido más abierto a la sociedad, sobre todo a la cibersociedad que es en donde está el fermento del futuro. Cuanto más se abra a las redes el PSOE y circule por ellas, más fuerte será.
O sea, un proyecto que hable de socialdemocracia, del conjunto de la izquierda, del Estado del bienestar y del propio partido. Y que el congreso decida.
Ese indulto del gobierno a un banquero condenado a tres meses de cárcel por un tribunal deja atónito a cualquiera. A cualquiera que viva en este mundo en el que los banqueros son presuntos delincuentes que están expoliando a la gente mientras que a un pobre desgraciado que no puede pagar la hipoteca lo dejan al raso con su familia.
Es posible que se trate de uno de esos casos de incapacidad del gobierno de comunicar, como dicen los expertos. Es posible que el banquero indultado sea una bellísima persona y su condena, aun siendo justa, provoque un daño moral superior. También es posible que los burros vuelen. Pero no probable. No sé qué tendría que hacer el gobierno para explicar a la opinión porqué un banquero está por encima de la ley, puesto que un indulto es siempre pasar por encima de la ley. Lo que sí sé es que lo ha hecho casi de matute, en una de sus últimas decisiones ya en funciones, sin duda avergonzado. Porque este indulto no tiene explicación alguna pero va a hacer un daño tremendo al PSOE.
También es posible que Rajoy, quien lleva tres días recibiendo órdenes de los banqueros, haya transmitido a Zapatero el deseo del gremio de que uno de los suyos no vaya al trullo, como si fuera un chorizo cualquiera. De sobra es sabido que los olímpicos del dinero jamás serán unos cualquieras. No es de extrañar que Rajoy sirva de valet a los banqueros; para eso lo han puesto en donde está. Lo que ya no es tan fácil de explicar es que Zapatero también. A él no lo pusieron los banqueros; lo pusimos los ciudadanos. Y los ciudadanos queremos que los banqueros vayan a la cárcel cuando así lo deciden los tribunales de justicia. Lo otro es una burla.